EDITORIAL Caricatura editorial columnas editorial

A la ciudadanía| ¿Se está cayendo el sistema?

Magdalena Briones Navarro

El ingeniero Porfirio Hernández en su libro Antigua Laguna nos dice, citando al padre Churruca, que en la Región de las Lagunas había 146 tribus durante el periodo 1606-1619.

Durante esos 13 años aparecieron 91, efecto posiblemente de alguna gran migración. En este tiempo también desaparecieron o emigraron seis tribus: los Cavilas, los Hipoamiras, los Mulatos, los Heguires y los Picúamaras, y 26 tribus estaban por extinguirse.

Emigrantes de paso o quienes permanecieron en la Región de Las Lagunas no encontraron habitantes en ella, pero sí condiciones ecológicas favorables para pasar o establecerse, el agua, suficiente en la Región, permitía abundantes flora y fauna.

Para 1598 se estima una población de 12 mil personas. No existía sobreexplotación del medio.

Veinte años después habían desaparecido todos los pueblos, quedando solamente Parras. Causas principales de este fenómeno fueron:

Las epidemias de viruela que se presentaron en los años 1607, 1612, 1622, 1652 y 1644, principalmente la segunda, la más dañina, las epidemias de sarampión.

Las haciendas, cuyos pocos dueños acapararon aguas, poblados y pobladores, como propiedades y fuerza de trabajo acasillada.

La lucha interclerical: en la Nueva España y probablemente en todas partes, había una lucha abierta entre el clero secular y el regular, lucha que se prolongó hasta el Siglo XVIII habiendo dado origen o a motines y desobediencias hasta a los virreyes.

Sublevaciones: en 1616 de los Tepehuanes y en 1645 de los Tobosos.

Las constantes levas que realizaban los españoles para llevarse a los indios a trabajar en las minas y en sus haciendas, fueron otra causa de despoblación de los pueblos.

La bifurcación del Río Nazas permitió llevar una parte de su caudal a la laguna de Tlahualilo y otra a la de Parras, desminuyendo el área de esta última con el resultado de que poco a poco fueron desapareciendo los pueblos que se habían formando a su alrededor.

Finalmente el mestizaje entre tribus, y seguramente entre indígenas y españoles, diluyó las características propias de cada tribu, sus lenguas, costumbres y creencias.

Nuestra Región es pues, mestiza de aquellas gentes y de otras nacionalidades que tardíamente llegaron para quedarse.

Con el aumento y diversificación de producción y reproducción, nos encontramos hoy con poblaciones cuyo número y concentración hubieran sido impensables, pero también con un deterioro del medio ambiente, sorprendente por su amplitud y severidad.

Ambos fenómenos mundiales: crecimiento poblacional y empobrecimiento ambiental, íntimamente ligados, han llegado a ser la preocupación número uno en todas las latitudes del planeta.

El primero es consecuencia de una disminución de muertes infantiles sumado a una mayor esperanza de vida general.

El segundo deriva de una mayor explotación de los bienes naturales, añadido a la sobreexplotación debida al despilfarro devenido del mal manejo y acrecentamiento de riqueza en pocas manos, resultando en una acumulación de capital material y humano nunca vista y en la depauperación de continentes enteros.

Las esperanzas de paliar tales fenómenos, hasta hoy, son:

La disminución poblacional por la guerra. Claro que tal guerra debería ser total, con la esperanza de que queden los necesarios para el equilibrio población-naturaleza.

Quienes piensan que los países subdesarrollados no han logrado su desarrollo por “ignorantes y flojos” bien pueden concluir como justa la muerte de millones de personas por hambre. Será doloroso, pero se la merecen.

Los menos egoístas, que de alguna manera desean la supervivencia de la especie, piensan en la equitativa distribución globalizada del conocimiento, de la riqueza.

Siendo esta última propuesta la más generosa todavía habriánse de vencer actitudes humanas milenarias que la contrarían; pocos estarán dispuestos a ceder parte de sus haberes, de sus niveles de vida logrados, aunque hayan rebasado el nivel óptimo de confort y bienestar, así nos vaya a todos la vida en el planeta.

Si me equivoco, si la gente es más inteligente y justa, si se diera un cambio tan radical como increíble, todavía harían falta diagnósticos y propuestas para evitar que el binomio condicionante del crecimiento poblacional descanse sobre otras bases para no llegar de nuevo al mismo desequilibrio.

Leer más de EDITORIAL

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 266030

elsiglo.mx