El pasado lunes en el auditorio Santiago Garza del Tec de Monterrey se llevó a cabo la ceremonia del Segundo Informe de Gobierno del presidente municipal de Torreón, José Ángel Pérez.
Como lo consignaron todos lo medios, el evento tuvo la variedad de la aplicación de las nuevas herramientas y tendencias actuales, así que el alcalde profirió un discurso de alrededor de quince minutos para luego apagar las luces del recinto y presentar un video de una hora de duración donde se mostraba los avances de su Administración.
Pérez Hernández llegó a presentar los resultados de la mitad de su mandato constitucional en un ambiente enrarecido, mucho por las circunstancias y mucho otro tanto por su propio proceder.
El eminentemente empresario exitoso, metido a político –muy somera descripción del edil torreonense- se ha caracterizado por encabezar a un Ayuntamiento al cual parece que sufre de paranoia, ya que cualquier crítica que le es lanzada la catalogan como un mero ataque político, y en eso montan su estrategia para ocultar las fallas que se presentan un día sí y el otro también, y la propia personalidad del presidente, que bien se puede asemejar a la de figuras nacionales, en las cuales en algún momento se llegan a creer que sólo ellos tienen las características y arrestos necesarios para convertirse en los estadistas y agentes del servicio público que van a transformar al país.
Este tipo de actores políticos, se logra creer que sólo ellos pueden cometer errores, pero jamás aceptarán que son falibles como cualquier otro.
José Ángel por sus dichos y acciones, es semejante al hoy vapuleado ex presidente Vicente Fox, panista como él, pero aun en los peores desaciertos del guanajuatense, éste jamás ha reconocido sus garrafales yerros.
A esta lista igual se puede agregar al “rayito de esperanza” Andrés Manuel López Obrador, personaje que todavía por ahí anda profesando un discurso ideológico rancio y abstracto con gran carencia de sentido.
Con esas posturas, Pérez le ha respondido a la sociedad y a todos en general cuando aparecen los desaciertos. La ampliación de meses en la construcción del par vial Comonfort-Madero es un pequeño ejemplo, ya que además de la demora, el incremento sensible del costo de la realización de la obra es ya un hecho que merece explicación, pero la salida es sencilla para él: “cuando abrimos la calle encontramos que la tubería estaba mala, y yo no puedo hacer mal las cosas, así que por eso costó más y tardó también más”. Con declaraciones de ese tipo responde siempre.
Con la decisión de presentar en mayo pasado una controversia constitucional contra el Gobierno de Coahuila lo único que provocó en la práctica fue que las obras que se realizan en conjunto y las que el Gobierno Estatal realizaba en el territorio del Municipio de Torreón, quedaran suspendidas, ya que la estructura del texto jurídico que fue llevado a la Suprema Corte de Justicia de la Nación, contenía elementos para que la Corte decidiera suspender todas las obras. Hubo entonces que corregir la petición para que después de varias semanas los trabajos de construcción pudieran reactivarse para dejar al estudio sólo el fondo del asunto.
Otro conflicto más sucede con la ejecución de los escoltas del director de seguridad pública, Alfredo Castellanos, y en vez de avocarse a por lo menos perseguir o seguirle la pista a los asesinos, la Administración de Torreón decide nuevamente enfrentarse en declaraciones al Gobierno de Coahuila.
Hay muchas cosas positivas también, el transporte público está en camino de convertirse es un hecho trascendental para la historia de Torreón. Los eventos del propio Centenario fueron dignos y magnos, no así los regalos prometidos de la obra para la ciudad, que continúan siendo sólo proyectos.
A la mitad va ya José Ángel Pérez, hay que reconocer que es un hombre de capacidad administrativa, un trabajador obsesivo, pero su terrible defecto político de no escuchar, pronto podrá ser el factor que trunque su sueño de suceder a Moreira en 2011.
