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A un año de Beijing

La cuenta regresiva de un año exacto hasta los primeros Juegos Olímpicos que se disputarán en China -del 8 al 24 de agosto de 2008- se celebra hoy, con una gran fiesta.

La cuenta regresiva de un año exacto hasta los primeros Juegos Olímpicos que se disputarán en China -del 8 al 24 de agosto de 2008- se celebra hoy, con una gran fiesta.

AP

China promete unos juegos olímpicos muy espectaculares.

BEIJING, China.- A un año de los Juegos Olímpicos del 2008, Beijing luce lista para organizar la justa más imponente de la historia, que reflejaría las sublimes ambiciones del país: una combinación de competencias deportivas, política y teatro, en un escenario montado por el gobierno comunista de China.

A este se le ha denominado El Siglo de China, y las justas que arrancarán el 8 de agosto de 2008 son la vitrina para ello.

“Este no es mero evento deportivo”, dice Tu Mingde, vicepresidente del Comité Olímpico de China. “Su significado sobrepasa la importancia del deporte mismo”.

Nada lo demuestra más que el espectacular Estadio Nacional, con capacidad para 91,000 espectadores.

Se trata de la obra majestuosa que se ha erigido en la milenaria capital. Se le conoce como “El Nido” por su peculiar forma de nido de pájaro. Se trata de un diseño radical con vigas retorcidas de acero que se trenzan sobre la multitud y el césped, creando una especie de esfera.

China ha anhelado por este momento en el centro de la atención pública y no escatima en ningún gasto.

La capital ha invertido 40,000 millones para remozar su red de trenes subterráneos, caminos e imagen. Las instalaciones olímpicas son un pequeño botón.

Y todo el mundo clama por ser parte.

El ejército de voluntarios alcanza los 550,000, es decir uno por cada visitante extranjero que se espera venga, y se anticipa una teleaudiencia global de 4,000 millones.

Hasta el mismo recorrido de la antorcha es colosal, con 22,000 portadores que recorrerán 85,000 millas (mas de 136 mil kilómetros) a lo largo de cinco continentes, incluyendo la cima del Monte Everest.

A falta de un año, ya salió un veredicto. “Estoy seguro de que la olimpiada de Beijing será la mejor en la historia olímpica”, declaró el ex presidente del Comité Olímpico Internacional, Juan Antonio Samaranch, en una reciente visita.

Pero las expectativas inmensas conllevan riesgos tremendos. El historiador Xu Guoqi, nacido en China, dice que los juegos plantean un “weiji” al gobierno chino. Esa palabra significa “crisis” y consiste de dos caracteres chinos: “wei” por peligro y “ji” por oportunidad.

“Al gobierno se le presentan varios peligros ocultos”, dice Xu, profesor en el Kalamazoo College en Michigan. “Está lo que la prensa extranjera, con su libertad de movimiento en China durante los juegos, pueda revelar al mundo ... los muchos aspectos ocultos de China”.

“Cuando tanto el honor nacional como la legitimidad del gobierno están de por medio, es obvio que Beijing hará todo para asegurar que los Juegos sean impecables”, añade.

Nada parece estar fuera del control del gobierno, ni siquiera el clima. El mes pasado, meteorólogos empezaron unas pruebas —que consistieron en lanzar cohetes para dispersar nubes con lluvia— para asegurar que el sol brillará durante las competencias. También lanzaron cohetes con el fin de provocar lluvia que limpie el aire sucio.

Varias de las nuevas 12 instalaciones ya fueron completadas, y salvo el Nacional, estarán listas a fin de año. Ya lo hubieran estado listos hace un año, pero el COI le pidió a los organizadores que no se apresuraran tanto.

Cientos de miles de trabajadores migrantes, que devengan salarios mensuales de 130 dólares, han renovado Beijing, con una mano de obra de 50,000 dedicada solo a la construcción del nuevo aeropuerto.

China ha esperado casi 100 años por estos Juegos, y los dirigentes apuestan que los visitantes y los casi 22,000 periodistas, que podrán trabajar sin restricciones, hablarán bellezas sobre la hospitalidad, eficiencia y el rostro fresco de Beijing, ciudad que cambia con tanta prisa que los mapas se hacen obsoletos en unos cuantos meses.

También se ha tratado de corregir viejos hábitos. Se han promovido campañas sobre buenos modales con el fin de evitar que la gente no se cuele al hacer fila, escupir en público, tirar basura y conducir de manera imprudente. El día 11 de cada mes sirve para insistir que la gente sea educada. A quien se le sorprenda ensuciando o escupiendo puede recibir una multa de 6.50 dólares.

Se le está exigiendo a los taxistas que aprendan algo de inglés, que no se duerman en sus autos y que no consuman ajo, ingrediente imperdible en la cocina china. También se está tratando de erradicar la práctica del “Chinglish”, un inglés incomprensible que se puede apreciar en carteles, menús y los rótulos de las tiendas. Los garrafales errores de gramática pueden divertir a muchos, pero no a los organizadores.

“Todos deben cultivar buenos hábitos de ahora en adelante”, dijo Liu Qi, presidente del comité organizador y máximo dirigente del Partido Comunista en Beijing. “Todos deben cumplir y salvaguardar el orden público, sin importar que uno va conduciendo un carro o caminando por la calle. Buenas palabras y aire limpio”. Eso podría ser bien complicado de lograr.

Beijing es una ciudad con severos problemas de contaminación y un tráfico que es una verdadera maraña. Pero se proponen prohibir el tráfico para al menos un tercio de los 3.3 millones de vehículos durante los 17 días de competencias, además de cerrar fábricas. Varios miles de millones se han gastado en el traslado de industrias fuera de la urbe.

Pero también se requiere de un proceso de aclimatación, especialmente para los atletas. “Se necesita de cierto tiempo en condiciones de mucho calor y humedad para aclimatarse”, dice Lynne Coleman, encargada de la comisión médica del Comité Olímpico de Nueva Zelanda. “Pero uno no se puede aclimatar para la contaminación, y creo que esa es la máxima inquietud de los atletas con vistas a Beijing”.

Casos positivos de dopaje también podrían salpicar a los Juegos, sobre todo si los atletas son chinos. Una serie de escándalos en la pasada década mancharon la imagen de China, y aún persisten sospechas. China apenas ganó dos medallas, que no fuero de oro, en el mundial de natación de este año. Esto hizo que algunos hicieran conjeturas y que se están escondiendo a las principales figuras, sospecha que fue tildada de “ridícula” por Zhao Jian, jefe de la comisión antidopaje del Comité Olímpico Chino.

“Lo que queremos el próximo año son unos juegos limpios, en los que todos los atletas del mundo sientan que compiten en forma justa”, añadió Zhao. “No titubearemos en castigar a los tramposos entre los deportistas chinos”.

Hay quienes pronostican que China podría desplazar a Estados Unidos como el país con más medallas de oro, lo cual dejaría otra marca indeleble.

“Creo que va a ser muy difícil emularles”, asegura Steve Roush, el encargado de rendimiento deportivo del Comité Olímpico de Estados Unidos.

Beijing cuenta con 60 patrocinadores y socios, casi un 50% más que en Atenas 2004. Hay tres cervezas “oficiales”, no una, y Adidas supuestamente pagó 100 millones de dólares por su patrocinio.

El noruego Gerhard Heiberg, director de la comisión de mercadeo del COI, indicó que más de 1,000 millones de dólares se han pagado dentro de China por los derechos de mostrar el emblema con los cinco anillos.

Y la seguridad está en el tapete como cualquier otra olimpiada, aunque con otra característica.

La mayoría gira en torno a evitar que manifestantes aprovechen las circunstancias para protestar contra el gobierno. Los preparativos de seguridad se llevan a cabo con mutismo, pero la prensa oficial dice que Beijing ha destinado 300 millones de dólares para la seguridad, apenas el 20% de lo que se gastó en Atenas. En las últimas semanas, el gobierno ha divulgado detalles sobre simulacros de entrenamiento de la policía sobre captura de rehenes y atentados terroristas.

Quizás la principal amenaza vendría de extranjeros deseosos de exhibir causas como los derechos laborales o el papel de China en la crisis humanitaria en Darfur.

Otros problemas podrían centrarse en cuestiones como el reclamo de autonomía en Tibet o activistas de Taiwán que exigen la independencia para esa isla.

Taiwán ya avergonzó a Beijing en abril cuando declinó tomar parte del recorrido de la antorcha, al argumentar que la ruta propuesta implica que la isla pertenece a China.

El COI trata con extremo cuidado cualquier controversia política.

“La manera cómo los juegos se usan como plataforma para grupos con agendas políticas y sociales es lamentable”, dice el miembro del COI Hein Verbruggen, a cargo del grupo que supervisa los preparativos de Beijing.

Considera los Juegos como “una fuerza para el bien”, pero que los reclamos de los activistas pueden amenazar la reputación de los mismos.

Xu Xin, especialista en ciencias políticas de la Universidad de Cornell, sostiene que el control, en vez de reformas, es lo que más preocupa al gobierno.

“Nuestro legado olímpico es valioso”, afirma Shen Yongshan, administrador del Estadio Nacional bajo techo. “Los visitantes vendrán para los Juegos, pero también lo harán años después para recordar esta olimpiada. El legado invisible es igual de importante que el visible”.

Ambos son enormes.

SEDES

-Beijing es sede 31 instalaciones olímpicas, 12 nuevas, 11 bajo renovación y ocho temporales. La mayoría se encuentra en cuatro zonas en el norte de la ciudad.

-Cinco se ubican fuera de Beijing, como fútbol y vela. La equitación será en Hong Kong.

-La Villa Olímpica está ubicada en el extremo norte del complejo principal, un edificio que alojará a 10.500 atletas.

-El Parque Verde, como se le denomina al complejo principal que albergará la mitad de las sedes de las competencias, es 10 veces más grande al de Atenas y cuatro de lo que fue en Sydney.

-Las dos sedes, obras que darán que hablar durante muchos son el Estadio Nacional o El Nido, con capacidad para 91,000 espectadores, y el Centro Acuático Nacional, con una fachada translúcida y con una tonalidad azul, que hace que la estructura asemeje a un esponja o burbujas.

22 mil portadores llevaran la antorcha olímpica por su recorrido en todo el mundo

91 mil espectadores es la capacidad del Estadio Nacional donde se inauguraran los juegos

550 mil voluntarios trabajaran durante los Juegos Olímpicos de Beijing 2008

Amnistía critica a China por violar derechos humanos

Grupos de defensa de los derechos humanos acrecentaron ayer su presión contra el gobierno de China para que mejore la situación de los derechos humanos y la libertad de prensa, promesas que Beijing formuló en su intento por obtener la designación de anfitrión para los Juegos Olímpicos 2008.

Amnistía Internacional dijo que las autoridades chinas habían violado esas promesas al acrecentar sus abusos contra disidentes religiosos y políticos, al encarcelar a periodistas, y al cerrar publicaciones que se concentran en el desarrollo social.

Cuando falta un año para los juegos, “se le está acabando el tiempo al gobierno chino para cumplir con sus promesas de promover los derechos humanos como parte del legado de las Olimpíadas”, dijo Irene Khan, secretaria general de Amnistía Internacional, en un comunicado.

A su vez, el Comité para Proteger a Periodistas, con sede en Nueva York, denunció que en la actualidad hay 29 periodistas en cárceles de China, y reclamó al Comité Olímpico Internacional que presione con más agresividad al gobierno de Beijing para que permita el ejercicio pleno de la libertad de prensa.

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Escrito en: BEIJING 2008

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