El Universal
MÉXICO, DF.- Es cierto. Humberto Zurita se asoma a la calle y la gente lo identifica. Una mamá que pasa por ahí le dice a su hijo: “Mira, es Zurita, vamos a pedirle una foto”.
El actor acaba de cumplir 30 años de actor, trayectoria que comenzó en el teatro universitario y que luego alcanzó puntos álgidos cuando protagonizó telenovelas de Televisa. Es memorable su actuación en Bodas de Sangre con Christian Bach como su amor imposible, y Sergio Jiménez como el capataz iracundo.
Luego se contrató con TV Azteca, actuó y produjo telenovelas durante un lustro y luego renunció sin los aspavientos del amarillismo. Ahora está tranquilo, aunque ya no sale en la tele: “Mi carrera –dice Humberto Zurita- ya se acabó. Mi carrera de galán protagonista de telenovela ya se terminó. Yo soy actor sin adjetivos de bueno o malo”.
“Treinta años después, hago cosas que me gustan. Todo en la vida es un ciclo y en algún momento se debe cerrar. Tengo un Ariel, dos diosas de plata, muchos premios de teatro y no me interesa regresar a Televisa; es decir, es algo entrañable, pero a mí me interesa ir a donde les interese tenerme. Si a Televisa le interesa, a mí me interesa”.
Zurita no pierde de vista los vicios del negocio de la televisión, que en cierta forma lo alejaron de ella: “Me gustaría que la televisión fuera más democrática. No estoy enojado con nadie, yo soy un hombre de negocios y no creo que si te vas a TV Azteca ya no eres actor”.
Y sabe que su fuerza está en el prestigio que forjó: “Mi agradecimiento es con el público que sin salir en la tele, me reconoce en la calle”. Es cierto.