La contienda por la Presidencia de 2008 arrancó en Estados Unidos con una fuerza descomunal cuando todavía faltan casi dos años para los comicios.
Son alrededor de veinte políticos de los partidos Demócrata y Republicano quienes han manifestado sus intenciones de entrar a esta carrera que amenaza con desbocarse.
La debilidad del Gobierno de George W. Bush y el malestar por la guerra de Irak parecen ser los motivos principales de que la pelea por la Casa Blanca se haya adelantado.
Entre los aspirantes se encuentran varios senadores, ex gobernadores, políticos en la banca, una mujer, un hombre de color, otro más de origen hispano y un practicante mormón.
Por los demócratas la lucha se ha centrado en la senadora Hillary Clinton, el ex senador John Edwards y la sorpresa del momento Barack Obama, senador afroamericano por Illinois que ha levantado enormes expectativas.
Curiosamente ni John Kerry, quien ya descartó su candidatura ni el célebre Al Gore, ex vicepresidente y ex candidato presidencial, han logrado atraer muchas simpatías de acuerdo a encuestas recientes.
Por los republicanos hay dos figuras principales: el senador John McCain y el ex alcalde de Nueva York, Rudolph Guiliani, cuya popularidad no ha cedido un ápice a pesar de estar fuera de los reflectores desde hace tiempo.
Otros republicanos destacados en la lista de aspirantes son el ex congresista Newt Gingrich y el ex gobernador de Massachussets, Mitt Romney, pero están todavía lejos de las simpatías del electorado.
La posibilidad de que llegue una mujer a la Presidencia de Estados Unidos está más cerca que nunca. La ex primera dama Hillary Clinton domina las encuestas entre demócratas, incluyendo una entre población negra que la prefiere a ella sobre Barack Obama.
Sin embargo, hay dos grandes obstáculos para que esto ocurra, el primero es convencer a los demócratas de que Hillary podrá con el enorme paquete con todo y que tendría a un asesor de lujo como Bill Clinton.
Y en caso de ganar la candidatura demócrata, el segundo gran obstáculo será superar una larga y abrumadora campaña de ataques que seguramente se vendrán en cascada por parte de los extremistas republicanos que todavía recuerdan con furia a los Clinton.
Una decisión inteligente para los demócratas sería formar una mancuerna con John Edwards o Al Gore para la presidencia y Hillary Clinton para la vicepresidencia. Se lograría así atraer el voto masivo femenino y de paso aprovechar la indiscutible popularidad de los Clinton al interior de su partido.
Al Gore es un sólido aspirante que puede resurgir si formaliza su intención de entrar a la carrera presidencial, no obstante haber perdido la elección en el año dos mil.
Por los republicanos la lucha será cuerpo a cuerpo entre Rudy Guiliani, un republicano liberal, y el senador John McCain de Arizona, un político moderado con amplia experiencia política.
En una reciente encuesta de la revista Time, Guiliani aparece como el favorito para ganar los comicios en noviembre del 2008, sin embargo los republicanos prefieren a Mc Cain como su candidato presidencial.
Guiliani no convence del todo a sus correligionarios porque sus posturas son contradictorias en temas claves como el aborto, el matrimonio entre homosexuales y el control de armas.
En la encuesta abierta de Time, Guiliani logró el 56% de preferencias, seguido de Hillary Clinton con el 51%, Obama y Mc Cain con el 50%, más atrás aparece Edwards con el 44%, y muy cerca Al Gore con el 42%.
Una contienda por demás reñida y llena de escándalos sería confrontar a Rudy Guiliani contra Hillary Clinton, pero será muy difícil que esto ocurra por los intereses partidistas.
Lo lógico entonces será que dos políticos de peso como John McCain y John Edwards se enfrenten a muerte y de ahí surja el sucesor de George W. Bush a quien ya muchos quieren ver descansando en su rancho de Texas.
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