No sabemos a ciencia cierta si se trata de un plan para desviar la atención o si van en serio las intenciones del PRI y del PRD para legalizar el aborto en el Distrito Federal.
La polémica desatada sobre este tema ha sido gigantesca y logró de pronto opacar asuntos que se discutían en la capital mexicana, entre ellos la inseguridad y la división ente los perredistas.
Pero a decir verdad la discusión sobre el aborto ha sido positiva y en ocasiones muy aleccionadora a pesar que algunos políticos e intelectuales han dicho enormes tonterías.
Una de las más sonadas es la de tratar de convencer a la sociedad de que antes de los tres meses de formado el embrión en la madre no existe un ser humano, sino un producto que puede ser extraído sin ninguna implicación física, sicológica y moral.
El embarazo de una mujer empieza desde que el espermatozoide se une con el óvulo y ambos forman un nuevo ser que llámese feto, embrión o producto, se trata de un ser humano en gestación.
¿O de qué otra forma se le puede llamar a un ser viviente que en nueve meses se convierte en un bebé con toda las características de un humano?
Es tramposo, pues, decir que antes de tres meses no está formado el bebé y que por lo tanto nada pasa si una mujer decide cortar su embarazo antes de ese periodo.
También resulta un engaño afirmar que el aborto es un problema de salud y que por no estar legalizado en México son miles las mujeres que sufren daños físicos irreversibles, incluso la muerte por terminar su embarazo no deseado en condiciones insalubres.
A pesar de no estar legalmente permitido, el aborto se ha convertido en una práctica generalizada que lamentablemente se lleva a cabo en infinidad de clínicas y consultorios médicos del país, muchos de ellos con los adelantos propios de la medicina moderna.
Los problemas de salud son mínimos si los comparamos con los devastadores efectos que ocasionan las drogas entre los mexicanos y no por ello se ha llegado a la conclusión de que su legalización significará el fin de tal problema social.
Según la iniciativa que se discutirá en las próximas horas en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, el aborto sería legal para aquellas mujeres cuyo embarazo sea incompatible con su proyecto de vida y se realice antes que el ser en gestación llegue a los tres meses de vida.
Como muchos mexicanos estamos en contra de esta propuesta por la sencilla razón de que nadie tiene el derecho a suspender una vida humana y menos por razones tan egoístas como las que señala la iniciativa.
En efecto muchas mujeres tienen complicaciones graves de salud por abortar en condiciones inadecuadas y otras más viven las de Caín para mantener a un nuevo hijo.
Pero solucionar el problema con la interrupción de la vida es tanto como eliminar a aquel hijo que se convierte en un vago o aquel otro que es víctima de un mal costoso e incurable.
En muchos países, incluyendo México, los embarazos no deseados tienen una salida más digna y positiva: dar en adopción a ese bebé no querido a una pareja que no pueda tener hijos. Curiosamente muchas de estas mujeres después del parto deciden quedarse con ese bebé que en algún momento no desearon.
En honor a la verdad los mexicanos no estamos preparados para legalizar una acción tan cuestionable como el aborto y menos en estos tiempos de divisiones políticas y sociales.
Antes de cualquier votación será imprescindible que los asambleístas consulten a la población capitalina. Nada extraño será que reciban el reclamo popular de olvidarse de tanta alharaca y dedicarse a combatir la inseguridad y el desempleo.
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