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Actitudes| Una absurda pelea

José Santiago Healy

Bien dice el refrán que ?no tiene la culpa el indio sino quien lo hizo compadre?.

Son los panistas quienes deben estar con la cola entre las patas cada vez que su dirigente nacional Manuel Espino Barrientos pone en aprietos al presidente Felipe Calderón.

La historia de esta pugna por el poder data desde las pre-campañas cuando Espino, un alfil del entonces presidente Fox y su esposa Martha, quiso imponer a Santiago Creel como candidato presidencial del blanquiazul.

El desenlace ya lo conoce usted, Calderón obtuvo la candidatura gracias al desprecio que había en las filas panistas hacia Creel y al Gobierno mediocre de Vicente Fox.

De ahí en adelante fueron una tras otra las piedras que Espino y sus huestes pusieron a Calderón, primero para no ganar la candidatura y después para obligarlo a someterse a la línea del foxismo.

Manuel Espino es un neopanista originario de Chihuahua con una historia muy singular. Realizó una carrera política aceptable en Ciudad Juárez gracias a su cercanía con Francisco Barrio, pero su oportunidad la tuvo cuando fue enviado a Sonora en 1997 para convertirse en un delegado nacional con los más amplios poderes.

En una decisión que todavía no se olvida, el PAN eliminó en aquella ocasión la contienda interna para designar como candidato a Enrique Salgado, un prestigiado profesionista que poca idea tenía de lo que significaba una campaña para gobernador.

Es una de las pocas ocasiones en que el PAN ha optado por el ?dedazo? desde el centro del para evitar una elección que venía amañada de origen. Sin embargo, las amplias posibilidades que tenía el PAN con los pre-candidatos originales se esfumaron ante una designación que cayó como un baldazo de agua fría en la población sonorense.

Y el autor principal de la trama fue Manuel Espino, quien fungió durante meses como el amo y señor del blanquiazul, en una elección en donde el PAN terminó apabullado.

Hoy la historia parece repetirse aunque en otros tiempos y circunstancias. Espino quiere convertirse en el hombre fuerte del PAN sin importar que en su alocada ambición ponga en juego la imagen presidencial y la popularidad de su partido. Llegó al extremo de contratar carteleras publicitarias con su foto gigantesca, tal cual si fuera candidato presidencial.

El líder panista ha logrado emerger en la política gracias a la agresividad y determinación que suele mostrar, pero lamentablemente su experiencia política es limitada y de ahí los errores constantes desde la presidencia del PAN.

Muchos panistas no se explican cómo fue designado Santiago Creel para coordinar la bancada panista en el Senado a pesar de que su exigua capacidad negociadora fue más que obvia en la Secretaría de Gobernación.

Tampoco entienden la forma de complicar la visita de Felipe Calderón a España con declaraciones absurdas en donde Espino demuestra que no tiene la menor idea de la diplomacia internacional y menos con países amigos como España.

Es evidente que Espino y su grupo, en donde se cuentan varios ex secretarios del Gobierno de Fox, están resentidos porque Calderón no los ha tomado en cuenta y quieren dar la pelea sin importar las consecuencias para el país.

En los gobiernos del pasado estas diferencias políticas se arreglaban de dos formas: incluyendo al político incómodo en un puesto intermedio para neutralizarlo o de plano asignándole una Embajada para sacarlo de la jugada.

Ya veremos en dónde terminan Espino y algunos de sus seguidores en esta pelea que obviamente no parece llevar ninguna ventaja para el aguerrido chihuahuense.

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josahealy@hotmail.com

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