Lumi Cavazos. (El Universal)
Lumi Cavazos recuerda su época de estudiante luchadora
MÉXICO, DF.- “¡Duro CUT! ¡Duro CUT!”. Lumi Cavazos se acuerda de esta consigna como si fuera ayer. Aun más, la grita como si ahora mismo estuviera tomando el CUT en compañía de aquella generación de estudiantes de teatro que se unieron al movimiento del CEU surgido en 1986.
“¡En la cara no que soy actriz!”, era otro de los gritos de guerra que impulsaron a Arcelia Ramírez, Ericka de la Llave, Lisa Owen y la propia Lumi Cavazos a enfrentarse hasta conseguir que el CUT se uniera a la huelga de dos semanas y el posterior diálogo que llevó a la constitución del Congreso Universitario de 1990.
En aquella época, este grupo de estudiantes de teatro era conocida como la generación de “Las mujeres sabias”, en alusión a que su examen profesional fue precisamente la puesta de Moliere, Las Mujeres Sabias.
Cavazos se acuerda, se emociona y grita “¡Duro CUT! ¡Duro CUT”.
-¿Hoy sigues siendo una mujer sabia?
Cada vez más. Ahora que soy mamá, me vuelvo más sabia cada día.
-¿Qué queda de aquella generación de “mujeres sabias”?
Nos llamaron así porque pusimos la obra de Moliére y porque nosotras tomamos el CUT; éramos puras mujeres además de Víctor Hugo Martín que estaba ahí de colado (risas). Bueno, la verdad es que aguantó vara hasta el final y fue una generación que salió en 1991 pero aún hoy seguimos poniendo Las Mujeres Sabias. Lo presentamos como examen profesional y duramos dos años en cartelera para luego ir de gira por varios estados. Hace cuatro años fue la última vez en el Antiguo Colegio de San Ildefonso.
-A propósito de política, has actuado en dos cintas ubicadas en épocas de dictadura: la de Rafael Leonidas Trujillo (“El tiempo de las mariposas”) y la de Pinochet (“El clavel negro”), ¿aprendiste algo de los dictadores?
Que son seres humanos con un ego muy grande y deberían trabajar en su desarrollo espiritual; en lugar de buscar tanto poder afuera deberían buscar respuestas en su interior. Los dictadores pierden el piso en su afán de poder, ya lo vimos con Pinochet que al final de su vida fingió demencia y mejor se murió. Se merecía que por lo menos lo juzgaran en vida.
-En ambas cintas te tocan personajes del lado de los buenos...
¡Claro! no podía ser de otra forma, ja, ja.
-¿Alguna vez te has imaginado que harías tu ante una situación de dictadura?
Sufriría mucho. A mí no me gusta la política, así que no me involucraría de una manera activista; creo que me iría al exilio y desde allá trataría de hacer algo. Pero yo creo mucho más en las revoluciones a nivel personal, en que cada persona se transforme y luego en masa quizá logremos algún cambio. No creo por ahora en las manifestaciones políticas porque me parece que son más violencia.
-¿Hoy dirías que es el tiempo de las mariposas o seguimos apuntando hacia las dictaduras?
Quiero pensar que estamos en el tiempo de las mariposas pero a lo mejor soy una soñadora.
-Además de la licenciatura en el CUT, también tomaste clases con Ludwick Margules ¿qué lección recuerdas de él?
“Naturalito subcoloquial”, por decirte un comentario, ja, ja.
-¿Era tan severo y duro como dice su fama?
No. Era un bombón, un apasionado del arte teatral y no permitía ninguna falla y tampoco te dejaba echar la flojerita. Curiosamente me quedé con las ganas de trabajar con él en algún montaje.
Lumi Cavazos dejó el CUT un año antes que el resto de sus compañeros de generación para protagonizar “Como agua para chocolate”, cinta que le daría prestigio en Estados Unidos.
Ese prestigio, sin embargo, no le interesó y por tanto no lo aprovechó: “Yo no estuve en la promoción de la película en Estados Unidos ni di entrevistas, por eso Alfonso Arau dice que yo llegué tarde a Hollywood. Quizá tenga razón pero yo estaba a gusto en México y cuando finalmente me fui a Los Ángeles fue por una cuestión romántica (por su relación con Marco Leonardi) pero no llevaba un plan para ser exitosa. Simplemente me fui quedando a trabajar”.
-¿Qué receta de vida le heredarías a tu hija?
Que haga el bien sin mirar a quien y que se encuentre a sí misma lo antes posible de la manera que sea. Si quiere ser actriz, allá ella. Es una niña que todo el tiempo trata de entretenerte así que algo trae de actriz... o también de música, tiene de donde sacarlo (su padre es Joselo Rangel de café Tacvba)
-¿Cuál es el ingrediente indispensable para una buena película?
El guión.
-¿Cuál es el ingrediente que puede salara una mala película?
Un mal guión y una mala distribución. Ahora ya se cuida mucho pero antes filmabas sin saber si esa película iba a estrenarse.
-¿Las Buenrostro fue una película que quedó salada? En la conferencia de prensa para el estreno se notaron las complicaciones.
Había mucha tensión y roces con la productora. Me dio mucha tristeza porque yo quiero mucho a la directora Busi Cortés, pero creo que al guión le faltó un poco de trabajo antes de comenzar a filmarlo.
-A propósito de música ¿qué canción escuchas de “Oso” (álbum solista de Joselo)?
Cuéntame, me gusta mucho. Ahora que está por salir el nuevo disco de Café Tacvba, estoy oyendo el sencillo.
-¿Alguna canción de ese grupo te derrite, te llega al corazón?
La primera vez que los escuché en vivo se me quedó grabada una canción que me gustó sin saber que era de Joselo: Soledad.