Los científicos nucleares que regulan el llamado "Reloj del Juicio Final" adelantaron ayer sus manecillas para advertir al mundo que hay un mayor riesgo de hecatombe atómica o climática, y que se acerca la que llaman "la Segunda Era Nuclear".
EL UNIVERSAL
MÉXICO, D.F.- El Boletín de Científicos Atómicos (BAS) adelantó las manecillas del llamado reloj del juicio final ayer de siete a cinco minutos antes de la medianoche.
Reflejando fallas globales para solucionar los problemas ocasionados por armas nucleares y la crisis climática, la decisión de la junta directiva de BAS fue tomada en consulta a sus miembros, que incluyen a 18 premios Nobel.
El BAS anunció el cambio del reloj en una conferencia de prensa sin precedentes llevada a cabo en la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia en Washington y la Real Sociedad de Londres.
En una declaración que apoya la decisión para mover las manecillas del reloj del juicio final, los científicos se centraron en dos fuentes importantes de catástrofes: los peligros de 27 mil armas nucleares, 2000 de ellas listas lanzarse en minutos; y la destrucción de hábitat humanos por el cambio climático.
Artículos escritos por 14 científicos y expertos en seguridad exploran en la revista BAS, el potencial de daño catastrófico de tecnologías producidas por los seres humanos.
Creado en 1947 por el Boletín de Científicos Atómicos, el reloj del juicio final se ha ajustado solamente 17 veces antes de ayer, siendo la fecha más reciente en febrero del 2002 después de los acontecimientos del 11 de septiembre de 2001.
Moviendo las manecillas del reloj más cerca de la medianoche al final figurado de la civilización, la junta directiva de BAS está centrando la atención sobre los peligros del aumento en la proliferación de armas nucleares en un mundo de conflictos violentos, y el daño que provoca el cambio climático.
La declaración de BAS explica: "Estamos parados al borde de una segunda edad nuclear. No porque que las primeras bombas atómicas cayeran en Hiroshima y Nagasaki el mundo hizo frente a tales opciones peligrosas.
Las recientes pruebas nucleares de Corea del norte, las ambiciones de Irán, el énfasis renovado en la utilidad militar arsenal no convencional, la falta de aseguramiento adecuado de material nuclear y la presencia continua de unas 26 mil armas de este tipo en Estados Unidos y Rusia son síntomas de una falta para poder solucionar los problemas que se presentaron por la tecnología más destructiva sobre la tierra".
La declaración de BAS continúa: "Los peligros que se presentan por el cambio climático son casi tan calamitosos como los presentados por las armas nucleares.
"Los efectos pueden ser menos dramáticos en un futuro próximo, que la destrucción que podría ser creada por explosiones nucleares, pero durante las siguientes tres a cuatro décadas podría causar un daño irremediable al hábitat de los cuales las sociedades humanas dependen para su supervivencia".
Stephen Hawking, miembro de BAS y profesor de matemáticas en la universidad de Cambridge, y de la Real Sociedad, dijo: "Como científicos, entendemos los peligros de las armas nucleares y de sus efectos devastadores, estamos aprendiendo cómo las actividades y las tecnologías humanas están afectando sistema del clima de formas que pueden cambiar para siempre la vida en la tierra.
"Como ciudadanos del mundo, tenemos el deber de alertar al público sobre los riesgos innecesarios que vivimos diariamente, y los peligros que prevemos si los gobiernos y las sociedades ahora no toman la decisión de dejar las armas nucleares, previniendo un cambio adicional del clima".
Por su parte, Kennette Benedict, director ejecutivo, del Boletín de Científicos Atómicos, agregó: "Mientras estamos parados al borde de una segunda edad nuclear y en el inicio de un cambio sin precedentes del clima, nuestra manera de pensar sobre las aplicaciones y el control de tecnologías debe cambiar, para prevenir destrucción inenarrable y sufrimiento humano futuro".
En tanto que Martin Rees, presidente de la Real Sociedad y profesor de Cosmología y Astrofísica en la universidad de Cambridge y miembro de BAS, señaló: "Las armas nucleares todavía plantean la amenaza más catastrófica y más inmediata a la humanidad, pero el cambio del clima y las tecnologías que emergen de las ciencias de la vida también tienen el potencial de terminar con la civilización tal y como la conocemos".
Lawrence M. Krauss, profesor de física y astronomía en la universidad Case Western Reserve, y también miembro de BAS, enfatizo: "En esta época peligrosa, los científicos debemos tener la responsabilidad de hablar con verdad y energía, especialmente si puede provocar acciones para reducir las amenazas de los peligros tecnológicos prevenibles a los que hace frente actualmente a humanidad. No hacer todo lo demás sería negligente".
Thomas Pickering, director de BAS aseguró que: "Aunque nuestra situación actual es calamitosa, tenemos los medios de tratar hoy con éxito estos problemas globales. Por ejemplo, a través de la diplomacia vigorosa y de las agencias internacionales como la Agencia Internacional de Energía Atómica, podemos negociar y poner los acuerdos en ejecución que podrían protegernos a todos contra la tecnología más destructiva en la tierra, las armas nucleares".
El Boletín de los Científicos Atómicos fue fundado en 1945 por científicos de la universidad de Chicago, quienes trabajaban en el proyecto Manhattan y estaban profundamente involucrados en todo lo concerniente al uso de armas nucleares y a una eventual guerra nuclear.
En 1947 el boletín introdujo el diseño de un reloj para representar sencillamente los riesgos de las armas nucleares. El reloj del día final evoca en la imagen del apocalipsis (medianoche) y en el idioma contemporáneo una explosión nuclear (conteo regresivo a cero).
En 1949 el reloj adelantó su primer minuto de acuerdo a los acontecimientos de la época. El reloj de BAS, ha sido universalmente reconocido como un indicador de la vulnerabilidad del mundo ante las armas nucleares y otras amenazas.