El presidente estadounidense expusó a sus colegas del partido republicano, que si no se llegará a aprovar la reforma migratoria podrían haber consecuencias políticas especialmente para ellos si la rechazan.
El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, advirtió hoy a sus correligionarios republicanos que el partido puede pagar cara la oposición a una reforma migratoria integral.
En uno de los mensajes más claros hasta ahora sobre el tema, Bush indicó que si el partido sigue siendo percibido como el obstáculo a la aprobación de la reforma, deberá estar listo a enfrentar las consecuencias.
"Si eres visto como anti-inmigrante (..) y eres etiquetado como resultado de no ser atento, considerado y pragmático, sin atender el problema, podría haber serias consecuencias políticas de largo plazo", dijo el mandatario a The Wall Street Journal.
En entrevista, Bush recordó que en el pasado, "el partido pagó un precio" a causa de miembros que eran vistos como anti-derechos civiles, y advirtió que podría darse ahora un paralelismo con el tema migratorio.
Con los comicios de 2008 en mente, el presidente sostuvo que el voto de hispanos en el país será "significativo".
"Creo que es más probable que los republicanos ganen si son vistos como simpatizantes a la inmigración, con un plan que sostiene la observancia de la ley" y hace respetar las fronteras, insistió en declaraciones al matutino.
El Senado dio a conocer el mes pasado una propuesta bipartidista de reforma migratoria que, previo pago de miles de dólares en multas, ofrece un mecanismo para legalizar a unos 12 millones de indocumentados en el país.
Contempla también un programa de trabajadores huésped y refuerza la seguridad en la frontera, entre otras medidas.
Legisladores de ambas cámaras iniciaron el análisis de la iniciativa y han comenzado a impulsar enmiendas, así como a ventilar su oposición a algunos aspectos de la misma.
Una propuesta con varios de los elementos de la presentada en el Senado, fue derrotada el año pasado, en gran medida por la oposición republicana en la Cámara baja.
El presidente, que ha plegado su apoyo a la propuesta bipartidista del Senado, reconoció que debatir un tema tan controvertido para la sociedad contemporánea, en medio de una campaña electoral, no es necesariamente lo mejor.
"Primero que nada, la prensa en general adora el combate político, y la migración ofrece un foro conveniente para el combate.
Hay muchas emociones (...) que sirven para un buen teatro político", afirmó Bush.
Los críticos principales de la propuesta de reforma señalan que la medida es una "amnistía disfrazada", y que recompensa a millones de personas que han violado la ley.
El presidente expresó su comprensión por aquellos que en determinadas comunidades ven como indocumentados aprovechan la red de servicios sociales locales y con los "muy patrióticos" que se ofenden por ver banderas mexicanas en los "rallies" pro-migratorios.
Pero con todo, señaló Bush, el país requiere una reforma migratoria y a pesar del clima político nacional se manifestó "optimista" en que ésta vez algún tipo de ley de reforma migratoria le será turnada por el Capitolio para que la firme.