Estados Unidos advirtió ya a empresas y gobierno extranjeros de las consecuencias que podrían enfrentar si realizan acuerdos de inversión con Irán en sectores como petróleo o gas natural, publicó ayer The New York Times.
Las compañías en la mira son Royal Dutch Shell, Repsol YPF y SKS Venture, mientras que en gobiernos se encuentran los de China, India, Malasia y Pakistán, los cuales tienen planes de inversión en energía en esa República islámica.
La imposición de sanciones estaría amparada en el estatuto aprobado en 1996, durante la era Clinton, que obliga al presidente estadounidense a castigar a empresas extranjeras que hagan tratos con Irán, a menos que las exceptúe por razones de seguridad nacional.
Algunos congresistas demócratas quieren resucitar esa potestad presidencial, mientras la Casa Blanca la evade por ahora para evitar una alza de los precios del crudo y el gas en el mercado internacional, lo que dañaría a su propia economía.
También busca evadir críticas y la fuerte oposición a la medida que ya fue expresada por los gobiernos y compañías europeas, que la consideran extraterritorial e irrespetuosa de la soberanía de otros países.
Para el congresista demócrata Tom Santos “esta Administración no ha hecho nada para castigar a Irán”, por continuar con su programa nuclear pese a los reiterados llamados de la comunidad internacional para detenerlo y someterse a inspecciones de Naciones Unidas.
El legislador, presidente del Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara de Representantes, descartó bombardear las instalaciones nucleares iraníes, pero apoyó privar a Irán de sus recursos a través de sanciones y dijo que en corto plazo someterá a voto su propuesta.
SANCIONES
Entre las sanciones que podría imponer el Gobierno estadunidense a las compañías y gobiernos extranjeros que decidieran invertir en Irán estarían la negación de créditos oficiales o de licencias de exportación.
Funcionarios federales señalaron al NYT que no se ha tomado una determinación porque los acuerdos de inversión de las compañías y los gobiernos involucrados están en sus primeras fases.
Shell y Repsol planean invertir diez mil millones de dólares en un campo de exploración de gas natural, mientras SKS Venture, la petrolera nacional de Malasia, pretende extraer gas natural en un proyecto valorado en 20 mil millones de dólares.
El pasado febrero, agregó el rotativo, el embajador estadunidense en Madrid, Eduardo Aguirre, se reunió con altos ejecutivos de Repsol para aconsejarles que no siguieran con sus planes en esa nación islámica.
“Lo que estamos tratando de hacer es crear múltiples puntos de presión sobre Irán, tanto en el sector privado como público”, admitió el subsecretario de Estado estadounidense para Asuntos Políticos, Nicholas Burns, según la nota.
“Estas compañías deben saber que la actitud del Congreso acerca de sus actividades en Irán se está endureciendo”, añadió en alusión a la estrategia en marcha en el Capitolio, en manos demócratas tras los comicios del pasado noviembre.