“Mi ex marido forma parte de esa raza de hombres que ponen su carrera y su vida al servicio del Estado sin esperar nada a cambio. Francia lo merece y él merece a Francia”. No sé si Cecilia lo cree, pero es elegante que así lo declare, especialmente ahora que está en proceso de divorcio nada menos que del presidente de la República Francesa.
“¿Qué ha sentido usted en el momento en que se enteró de que Nicolas Sarkozi ganó la Presidencia de Francia?
Yo estaba orgullosa y feliz por él porque la Presidencia de Francia para él, es como para un violinista al que le dan un Stradivarius y tiene de repente la ocasión de ejercer su arte. En lo que a mí concierne, no supone lo mismo en absoluto: yo he trabajado a su lado, pero no quería ser elegida”.
Así, con elegancia y pudor envidiables, se refirió Cecilia Cigañer-Albeniz hoy a punto de ser ex de Sarkozi, a su próximo ex marido; según afirma la única y exclusiva entrevista que concedió Cecilia al diario francés “L’Est Republicain”. “¡Chapeau!” -como dicen los franceses- para esta mujer que por su aplomo y su aura de mujer infiel e independiente, terminó convirtiéndose en una heroína rebelde y pecadora, pero también en una mujer apasionada cuya integridad la impulsa a ir siempre donde el corazón la llama aunque tenga que pagar por ello un alto precio.
Debo reconocer que la personalidad de la señora Cigañer-Alvéniz me tiene fascinada, especialmente cuando pienso en la cantidad de grasa que tuvieron que tragar las antiguas “Consortes”; como llama Sara Sefsovich a las esposas de los presidentes mexicanos; cuando me acuerdo de la sumisión incondicional y la humillación que debe haber supuesto para ésas dizque primeras damas poner su cara de “aquí no pasa nada” ante las aventurillas con las que sus maridos se pavonearon; porque eso sí, además de ser presidentes eran bien machos.
Seguramente fue por la costumbre que teníamos de ver a las consortes sumisas, por lo que nos escandalizó el hecho de que la señora Marta le quitara el micrófono -y si nos descuidamos le quita hasta la silla- al que fuera presidente Fox. Con la parejita transparente y tan pareja que hacen Margarita Zavala y Felipe Calderón; espero que la historia abrirá una etapa más respetable y luminosa para las consortes mexicanas.
Pero volviendo a la señora ex Sarkosy; para entender de dónde le viene el aplomo que despierta mis envidias más dormidas -estarán de acuerdo en que no es nada fácil decirle “Au revoir” al presidente de Francia- es importante mencionar que siendo casi una niña, tomó la decisión que terminaría convirtiéndola en la mujer que es ahora: independiente y segura de sí misma; dos cualidades femeninas que le quitan seguridad al hombre más seguro.
Resulta que a los diecisiete años, sabiéndose dueña de unas piernas interminables y una mirada capaz de derretir cualquier glaciar, la joven se fugó con el hijo del dueño de Fouquet’s. Después de él y otras varias experiencias amorosas, Cecilia estando ya embarazada se casó con Jaques Martín, famoso animador de la televisión francesa veinticinco años mayor que ella; en una celebración matrimonial oficiada por un tal Nicolas Sarkozi, por entonces alcalde de Neully; quien náufrago en el mar profundo de la mirada de la novia a quien casaba; tres años más tarde consiguió convencerla de irse a vivir con él una apasionante historia de amor que duró veinte años, en los cuales Cecilia además de su esposa, se convirtió en su más importante asesora: “Ella es mi fuerza y también mi talón de Aquiles”, reconoció alguna vez Sarkozy, sin imaginar que sólo tres años después de esa declaración, perdido todo interés por dispararle una flecha a su talón, la hermosa Cecilia lo abandonaría.
¿No es acaso Cecilia una prueba irrefutable de que el corazón de las mujeres sigue siendo insobornable?