Recrimina el mandatario Óscar Berger a su homólogo de EU deportaciones de conciudadanos.
El presidente de EU, George W. Bush, expresó ayer la necesidad de una reforma migratoria, pero matizó que mientras llega su país hará cumplir la Ley, tras escuchar las quejas de Guatemala por la política de Washington hacia los indocumentados.
La inmigración y la lucha contra el narcotráfico centraron ayer la reunión en Guatemala entre el presidente de este país, Óscar Berger, y Bush, en la cuarta etapa de la gira del mandatario de Estados Unidos por América Latina.
“Nuestro compromiso es tratar a las personas con respeto, pero también tenemos que respetar la Ley”, afirmó Bush, en una rueda de prensa conjunta tras el encuentro en el que fue agobiado por preguntas sobre la reforma migratoria estadounidense.
Por su parte, Berger, que matizó que “nunca” han estado “tan cerca como ahora de encontrar una solución” al problema, se lamentó de que hubieran “preferido una respuesta más clara y positiva: no más deportaciones”.
La cuestión es tremendamente sensible en Guatemala, donde 1.3 millones de ciudadanos, una décima parte de su población vive en Estados Unidos, un 60 por ciento de ellos como inmigrantes ilegales.
Las deportaciones de ciudadanos guatemaltecos, que en ocasiones separan a los padres de sus hijos ciudadanos estadounidenses de nacimiento, han causado indignación en ese país.
Preguntado al respecto, Bush se mostró visiblemente agitado y negó que las deportaciones se relacionen con el país de origen de los inmigrantes.
“No es la verdad”, dijo en español para dar más énfasis a sus palabras. “Las deportaciones forman parte del cumplimiento de la Ley, que se aplica de manera justa y racional”, insistió.
Bush, que recomendó “compasión” para tratar ciertos casos, indicó que la manera de mejorar el sistema actual es a través de una reforma migratoria integral que permita resolver la situación de los doce millones de inmigrantes ilegales que se calcula que viven en Estados Unidos.
En este sentido, exhortó al Congreso a que presente un proyecto de Ley migratoria que pueda recabar el consenso necesario entre demócratas y republicanos.
“Es un proceso que lleva tiempo pero que merece la pena y es necesario”, indicó Bush, quien apuntó que la reforma podría estar lista para agosto, antes de que la Ley de asignación presupuestaria acapare el calendario del Congreso.
Además de la cuestión migratoria, ambos mandatarios dedicaron buena parte de su conversación a la lucha contra el narcotráfico, la corrupción y la situación de la seguridad en Guatemala, problemas en muchas ocasiones entrelazados.
La violencia se ha incrementado drásticamente en el país centroamericano en los últimos meses, un problema que quedó en evidencia en particular el pasado febrero, con el asesinato de tres parlamentarios salvadoreños y de los cuatro policías a los que se acusaba de su muerte.
La visita de Bush a Guatemala es la cuarta etapa de una gira por América Latina que concluirá en México y que ya lo ha llevado a Brasil, Uruguay y Colombia.
En cada parada el presidente de Estados Unidos ha querido transmitir el mensaje de que a su país “le importa la condición humana”.
Como en cada etapa de su gira, en Guatemala las manifestaciones contra su presencia también han perseguido a Bush. Unas 500 personas se manifestaron ayer en el centro de la capital, sin incidentes, mientras que en Iximché, donde Bush visitó unas ruinas mayas, la Policía disolvió con violencia una manifestación de agricultores indígenas.
Señalan a Bush como el presidente de EU con menor coeficiente intelectual
George W. Bush es el presidente de EU con menor coeficiente intelectual de los últimos 60 años con un nivel de 91, según un estudio publicado ayer por el Instituto Lovenstein de Scranton, Pensilvania, en su página de Internet.
El estudio, que se realiza cada año desde 1973 dirigido a la comunidad educativa, mide el coeficiente intelectual de cada nuevo presidente estadounidense que sube al poder y realiza una comparativa con el de los anteriores inquilinos de la Casa Blanca, desde el demócrata Franklin Roosevelt (1933-1945).
Los seis presidentes republicanos de los últimos 60 años tenían una media de 115 de coeficiente intelectual, del que, la aportación más alta fue la de Richard Nixon (1969-1974), con 155, y la más baja, de 91, la del actual presidente Bush (en el cargo desde 2001), según el informe.
En cuanto a los demócratas, la media es de 156, con Bill Clinton (1993-2001) a la cabeza con un coeficiente intelectual de 182, mientras que Lyndon Johnson (1963-1969), con un valor de 126, ocupa el último lugar.
El resultado de Bush, según el estudio, obedece a su aparente dificultad en el dominio del inglés durante sus actuaciones en público, su limitado uso de vocabulario, que se calcula dispone de cerca de seis mil 500 palabras, contra las 11 mil de las que hacían uso normalmente sus antecesores.
El informe destacó además la falta de logros escolares del actual presidente, que se reducen a haber obtenido un título de MBA de nivel básico (Maestría en Administración de Empresas), y que no incluyen ningún tipo de trabajo de investigación que pudiera ser considerado como hito académico.
Los resultados del coeficiente intelectual van desde el 130 o más, que se clasifica como “muy superior” (el 2.2 por ciento de la población) hasta 69 o menos como “deficiente mental” (el 2.2).