Del total de pacientes deprimidos, el 50% acude en busca de ayuda, de éstos la mitad obtiene un buen diagnóstico, de esta cantidad el 50% recibe un antidepresivo y quienes comienzan el tratamiento sólo la mitad lo culmina. (El Universal)
La depresión masculina no se ha estudiado mucho, pero se calcula que del total de gente deprimida el 30% es de hombres.
A paso acelerado crece el número de hombres deprimidos en México, los especialistas advierten que las condiciones socioeconómicas por las que atraviesa el país lo propician. La depresión es una enfermedad de la modernidad y factores como la pobreza y el desempleo favorecen su incremento, de no tratarse las consecuencias son graves, en casos extremos llega al suicidio.
El cuadro diagnóstico es complicado. Los hombres tienden a negar la afectación o la confunden con otros padecimientos ya que suele manifestarse, entre otros, con dolores de cabeza y musculares. Mientras la mujer deprimida denota tristeza, el varón no se percata o trata de ocultar cualquier síntoma que lo haga sentir vulnerable.
Estadísticamente poco se sabe del lugar que ocupa pero, comparado con la mujer, la frecuencia en que se presenta es menor “de 1 a 2”, según refiere Ileana Petra Micu, de la Facultad de Medicina de la UNAM.
“Se guarda el dolor, cree que puede controlarlo aunque tenga los síntomas –angustia, insatisfacción, dolores musculares, cansancio, taquicardia, problemas estomacales, falta de concentración o desgano-, decide aguantar y no va al médico”, agrega la doctora.
Rafael Montesinos, doctor en Ciencias Antropológicas, explica que la depresión era contemplada como una enfermedad femenina, pero “es un conflicto que sufren los individuos cuando los asalta un miedo a lo desconocido. Cada vez más hombres se ven inmersos, a veces como respuesta a una fuerte insatisfacción que les genera un vacío”.
Sensación de derrota
La depresión masculina se ha incrementado considerablemente, una de las cuestiones que más afecta es la laboral, “estar desempleado propicia que se depriman”, señala Clara Fleiz, del Instituto Nacional de Psiquiatría, quien realiza un estudio sobre el tema.
El psiquiatra Héctor José Dueñas, gerente de Investigación Clínica en Neurociencias del laboratorio Eli-Lillys, destaca: “La prevalencia en hombres ha aumentado. A factores biológicos se suman los sociales que afectan más a los varones; la pobreza, por ejemplo, es un factor psicococial que genera mucho estrés y propicia esta patología mental”.
Fleiz Bautista dice que lo laboral afecta por cuestión de roles, “la carga de la mujer está más centrada en lo afectivo, la de ellos en lo económico, por eso impacta más en su identidad, en la forma en que aprendieron a ser hombres y proveedores de dinero”.
De acuerdo con Montesinos Carrera, la depresión es una enfermedad de la vida moderna, “lo que está de moda es el miedo a no tener trabajo, los hace sentir derrotados”. El también sociólogo de la UAM advierte que en poblaciones con problemas económicos hay condiciones propicias para desarrollarla.
“La crisis económica que vive el mundo actual emerge como la fuente natural de la depresión, la modernidad se caracteriza por un incesante cambio e incertidumbre y se coloca como origen de la depresión”, argumenta el especialista.
Crisis y suicidio
Contextos donde la mujer defiende su identidad y espacio propician que los hombres sientan que pierden su posición de poder, Montesinos explica que esta confusión les provoca problemas psíquicos, “sobre todo a quienes tenían una idea tradicional donde la lógica patriarcal los colocaba en una posición de superioridad ante la mujer”.
Luis Hornstein y Hugo Lerner, titulares de fundación argentina para el Estudio de la Depresión, advierten que los hombres suelen enmascarar el padecimiento: “Cerca del 50% de los episodios no se detecta porque el estado de ánimo depresivo es menos evidente que otros síntomas. Las mujeres tienen cierto entrenamiento en consultar -al médico- cuando van apareciendo sus dificultades, en cambio los hombres consultan cuando ya no pueden más; las estadísticas demuestran que mueren alrededor de 7 años antes que las mujeres con multiplicidad de cuadros asociados con la enfermedad”.
Ambos psiquiatras coinciden en que hay correlación entre la depresión y una sociedad con crisis sociales, devaluaciones monetarias, desocupación y sensación de desmembramiento social. Con base en estudios mencionan que en los últimos 40 años, la tasa de suicidio entre hombres ha sido cuatro veces superior a la de mujeres.
La depresión masculina, destaca Óscar Galicia, coordinador de laboratorio de Neurociencia del Departamento de Psicología de la UIA, no se ha estudiado mucho, pero se calcula que del total de gente deprimida el 30% es de hombres, “se explica porque en la situación actual hay predisposición a padecerla. Es un riesgo porque inhabilita, no basta la terapia psicológica, si el problema lleva años, el trastorno puede ser fatal”.
Está comprobado que nadie escapa a las depresiones leves pero las severas, como estado psicopatológico, requieren atención psicoterapéutica y farmacológica, de no atenderse avanzan y en algunos casos es posible que el individuo cometa actos suicidas, “ante la sensación de impotencia surge la idea de que la vida no tiene significado y busca métodos violentos para terminar con ella”, indica.
Diagnósticos equivocados
Clara Fleiz explica que ante la carencia de investigación sobre los casos de hombres deprimidos, puede haber subregistro de datos ya que en la parte clínica el hombre no suele mostrar signos de debilidad, sufre en silencio, y en el diagnóstico no se identifica la depresión con los mismos criterios que en las mujeres.
Es fácil que la mujer vaya con un psicólogo o psiquiatra, pero los hombres, “tratan de ignorar el dolor porque se cae su idea de ser más fuertes, no pueden estar enfermos menos si es un trastorno mental; no pueden ir al médico menos con un psiquiatra, hay un temor social, decir psiquiatra es decir que se está loco”, señala Petra Micu.
En lugar de llorar, un hombre deprimido puede ser agresivo o aislarse, para no enfrentar emociones incomodas algunos se refugian en el alcohol u otras sustancias nocivas, por eso, cuando finalmente van al médico, su diagnóstico no siempre es acertado. Dada su sintomatología, hay doctores que no reconocen el padecimiento y diagnostican mal, algunos sólo recetan vitaminas.
José Dueñas establece que del total de pacientes deprimidos, el 50% acude en busca de ayuda, de éstos la mitad obtiene un buen diagnóstico, de esta cantidad el 50% recibe un antidepresivo, y quienes comienzan el tratamiento sólo la mitad lo culmina, esto significa que “de cada 100 deprimidos sólo 6 tienen alivio”.
El especialista menciona que un 7.9% de cada comunidad se encuentra en depresión, con base en estudios epidemiológicos señala que la prevalencia es de 5% en hombres, 10% en mujeres.