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Al rescate del Ejército de EU

De acuerdo con la doctrina militar de Estados Unidos, por cada soldado “de línea” debe haber al menos dos de apoyo y reserva. (Archivo)

De acuerdo con la doctrina militar de Estados Unidos, por cada soldado “de línea” debe haber al menos dos de apoyo y reserva. (Archivo)

EL UNIVERSAL

Autoridades militares luchan por desvirtuar la imagen de que la milicia se encuentra en un ‘punto de ruptura’ por la guerra en Irak.

Las autoridades militares estadounidenses ayer luchaban por desvirtuar la imagen de que el Ejército estadounidense se encontraba en un “punto de ruptura” debido a la intervención en Irak.

El reciente anuncio del incremento de tres meses al periodo de servicio que deben cumplir las tropas de combate enviadas a Irak puso de relieve lo que muchos consideran en Washington como una “sobreextensión” de las Fuerzas Armadas estadounidenses.

Idealmente, los soldados estadounidenses deben recibir un año de estancia en Estados Unidos entre desplazamientos, para reentrenamiento y descanso, pero la decisión de incrementar las tropas en Bagdad para buscar una estabilización y pacificación de la región ocupa ahora a la mayoría de las brigadas de combate del Ejército e infantería de Marina.

De acuerdo con el general retirado Robert Scales, ex director del Colegio de Guerra del Ejército estadounidense, para que los soldados tuvieran el tiempo de entrenamiento y descanso de un año que requieren sería necesario que hubiera 99 brigadas de Ejército y “marines”, pero sólo existe la mitad. Una brigada tiene un máximo de tres mil 500 soldados, de acuerdo con la composición de las Fuerzas Armadas estadounidenses.

Y de acuerdo con la doctrina militar, por cada soldado “de línea” debe haber al menos dos de apoyo y reserva.

Más aún, un creciente número de oficiales jóvenes -graduados de West Point- ya no renueva su enrolamiento al final de los cinco años de servicio obligatorio que deben cumplir al graduarse de la Academia Militar, en lo que se convierte en un “sangrado” de oficiales medios, especialmente tenientes y capitanes.

De acuerdo con una cifra estadística difundida aquí, el 54 por ciento de los graduados de la Academia Militar de West Point en 2000 ya no renovó su enrolamiento de cinco años y un 46 por ciento de los integrantes de la “clase” de 2001 también optó por salir. El porcentaje normal de pérdida sería de diez al 30 por ciento.

ALTO NIVEL DE FATIGA

La razón de ese creciente desgaste es la guerra en Irak. Tanto el peligro evidente como los repetidos desplazamientos, indican especialistas, que han fatigado a soldados y equipo “a niveles preocupantes”, tanto que algunos críticos afirman ahora que el numero de unidades de combate es cada vez menor.

La solución a mediano plazo es el incremento de número de soldados y “marines”. El Gobierno del presidente George W. Bush anunció de hecho que buscará el reclutamiento de unos 92 mil hombres más para las brigadas activas en el plazo de cinco años.

Pero a corto plazo, la única solución está en prolongar los tiempos de servicio de las tropas existentes y eso tiene costos. “El problema es de familias”, comentó el general retirado David Grange, que colabora como analista militar para la cadena de televisión CNN.

De hecho, los opositores demócratas a la guerra afirman que el peso del problema recae sobre las familias de los soldados, que con frecuencia enfrentan problemas económicos o el desplazamiento de padre y madre y los niños quedan atrás, al cuidado de los abuelos.

“Eso es cruel”, afirmó el diputado demócrata Charles Rangel, para quien la solución al problema de escasez de tropas sería el retorno al servicio militar obligatorio y señaló que los soldados enviados a Irak son en gran medida elementos de Guardia Nacional y reservistas que enfrentan malos tiempos porque dejan empleos y familias.

PLAN DE RECLUTAMIENTO

El problema es tal que algunos resucitan ahora la idea de promover activamente el reclutamiento de extranjeros y facilitar así su camino a la ciudadanía estadounidense.

Una parte irónica del problema es que un soldado que se encuentra en Irak gana después de un año de servicio tanto como mil 800 dólares mensuales, pero los elementos “mercenarios” estadounidenses y británicos que se hacen cargo de los servicios de seguridad ganan hasta diez mil dólares por mes.

De hecho, se estima que el número de “contratistas” de seguridad ahora en Irak llega a 120 mil o sea casi tantos como los poco más de 130 mil hombres que el Ejército estadounidense tiene ahí ahora.

Los costos ocultos de la guerra

En febrero de 2006, nerviosos soldados estadounidenses en Tikrit mataron a un pescador iraquí en el río Tigris, luego que se agachara para desconectar el motor de su lancha.

Un año antes, un civil que llenaba el tanque de gasolina de su auto y un oficial del Ejército iraquí que dirigía el tráfico recibieron disparos de soldados estadounidenses que iban en un convoy en Balad, sin que existiera razón aparente.

Estos incidentes figuran entre los miles de reclamos presentados al Ejército por parte de civiles iraquíes y afganos que buscan que se les pague por los asesinatos de no-combatientes, haber recibido heridas o sufrido daños en sus propiedades por parte de las Fuerzas de Estados Unidos.

Los reclamos representan una ventana al caos y la violencia cotidianos que enfrentan los civiles y las tropas en las dos zonas de guerra. Recientemente, el Ejército dio a conocer cerca de 500 reclamos a la Unión Americana de Libertades Civiles, en respuesta a una petición del Acta de Libertad de Información.

Son los primeros que se difunden. Estos reclamos de compensaciones son sólo una pequeña fracción de los que se han presentado. En total, el Ejército ha pagado más de 32 millones de dólares a civiles iraquíes y afganos por asesinatos de no-combatientes, heridas y daños de propiedad, dijo un vocero militar.

La cifra no incluye los pagos de condolencia hechos a discreción de los comandantes de unidad.

El papeleo, que fue examinado por el Times, proporciona un recuento inusualmente detallado de cómo los espectadores de los conflictos se han vuelto objetivos de las Fuerzas estadounidenses que fallan en identificar quién es amigo y quién enemigo. En el caso del pescador en Tikrit, éste y su compañero trataron desesperadamente de no parecer amenazadores a los ojos del helicóptero de EU que los sobrevolaba.

“Levantaron un pescado al aire y gritaron ‘pescado, pescado’, para mostrar que no querían hacer daño”, dijo el reporte del Ejército adjunto al reclamo presentado por la familia del pescador.

El Ejército se negó a dar una compensación por estos asesinatos, argumentando que fue “actividad de combate”, pero en cambio aprobó tres mil 500 dólares por el bote, la red y el celular que fueron robados luego del incidente.

En cuanto a los asesinatos en la gasolinera en Balad, los documentos muestran que el Ejército determinó que los iraquíes muertos no habían hecho algo hostil o criminal y aprobó cinco mil dólares para el hermano del civil y nada para el oficial iraquí.

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