Voluntarios ayudan en las labores de limpieza del crudo que tiñe de negro la playa de Manripo en Corea del Sur. (AP)
El crudo vertido al mar tras la colisión entre un petrolero y un carguero en aguas territoriales de Corea del Sur alcanzó ayer la costa occidental del país, en una región conocida por sus parajes naturales y su actividad pesquera.
Según la agencia local Yonhap, que cita fuentes del Gobierno sudcoreano, el petróleo ha afectado ya a cerca de 13 kilómetros de costa del Mar Amarillo y hay manchas de gran tamaño que aproximan a la costa debido al fuerte viento en la zona.
En total se calcula que se han vertido al mar alrededor de 10 mil 500 toneladas de crudo en lo que se considera el peor accidente medioambiental del país.
La región dañada se encuentra en las proximidades del parque nacional de Taean Haean, una zona turística y pesquera en la que existe una industria dedicada al cultivo de algas y ostras.
Taean Haean es el único parque natural del país y cuenta con una costa de 530 kilómetros de longitud, y un conjunto de 120 islotes, además de una treintena de playas.
Además, en las cercanías se encuentra la bahía de Chonsu, una zona de importancia para la biodiversidad local por la variedad de pájaros asentadas en la zona.
Las autoridades sudcoreanas han puesto en marcha un dispositivo para contener y recoger el vertido que hasta el momento cuenta con cerca de 70 barcos y tres helicópteros.
El accidente ocurrió sobre las 7:30 hora local (16:30 GMT del jueves) cuando un petrolero de Hong Kong con una carga de 260 mil toneladas de petróleo y anclado junto a la costa y un carguero sudcoreano colisionaron, lo que causó tres agujeros en el caso del petrolero.
En julio de 1995 un petrolero sudcoreano se hundió en las cercanías de Yeosu, la ciudad que organizará la Exposición Universal de 2012, una edición que estará dedicada a los recursos hídricos de océanos y costas.
Éste había sido hasta el momento el peor incidente medioambiental de Corea del Sur, al ocasionar pérdidas por unos 75 millones de dólares (52 millones de euros) por los daños infringidos a los cultivos marinos y gastos por otros 23 millones de dólares (16 millones de euros) para sufragar las tareas de limpieza, que duraron cinco meses.