Los efectos del fuerte temporal que se desató en el Mar del Norte trajeron las primeras nevadas a Bélgica, en la región de las Ardenas, y viento y frío a lo largo de todo el país.
Según los reportes locales, en la región de las Ardenas cayeron entre seis y ocho centímetros de nieve sobre una altitud de 450 metros, mientras que sobre las regiones de Martelange, Habay y Arlon, se precipitaron “chubascos invernales” de “manera abundante”.
Sobre el resto del país, se trató de chubascos, algunos con nieve, pero que se fundían nada más caer, y en la capital, Bruselas, se pudo notar un viento más fuerte de los normal y sobre todo mucho frío con temperaturas de entre dos y seis grados centígrados.
Durante toda la mañana, el comentario general en los pasillos de las instituciones europeas y en la calle entre los ciudadanos de Bruselas era el frío, considerando la mayoría de las personas que se trataba ayer del día más frío desde que comenzó el otoño.
El viento sopló entre 80 y 90 kilómetros por hora en la costa, con puntas de 100 kilómetros por hora, y entre 70 y 80 kilómetros en el interior, lo que, según el diario belga Le Soir, provocó “algunos tejados arrancados, en particular, en el oeste del país”.
El tiempo hizo mella además en algunas carreteras, en especial en la que une Euopen con Weimes, en la región de Malmedy, y según el Consejal de Transportes de Waimes, Daniel Stoffels, “en plena hora punta, los coches circularon sobre la nieve y la hicieron fundirse”.
Stoffels también explicó que “vista la temperatura, el agua se transformó en helada y la carretera pasó a ser muy resbaladiza”, por lo que se produjeron algunos cortes y se prohibió la circulación a los camiones.
Por su parte, el Real Instituto de Meteorología de Bélgica (IRM) aseguró que los fuertes vientos y la lluvia no son anormales para este periodo del año, así como anunció que se espera un fin de semana más suave, aunque muy húmedo.