Manifestantes con máscaras de los jefes de Estado del G-8 vestidos como Pinocho y con la larga nariz del personaje infantil, criticaron a los presidentes en Rostock, Alemania. Decenas de personas vestidas con trajes naranjas como los de los prisioneros de la cárcel estadounidense de Guantánamo (Cuba) protestaron contra el “militarismo, la guerra y la tortura” en la localidad alemana de Warnemuende. (Fotografías de EFE)
Alemania se declaró lista para la cumbre del Grupo de los Ocho países más desarrollados, confiada en que el polémico plan de Estados Unidos de establecer un sistema de misiles en Europa oriental no ensombrecerá la reunión, cuya agenda formal tiene entre sus principales temas el combate al cambio climático.
La cumbre del G-8 se desarrollará hoy miércoles hasta el viernes en medio de fuertes medidas de seguridad para proteger este poblado ubicado en la costa del Mar Báltico y en cuyas cercanías ya se han desarrollado varias protestas, algunas de ellas de manera violenta.
El presidente estadounidense George W. Bush llegó la tarde de ayer a Heiligendamm. Los restantes líderes arribarán hoy miércoles.
Funcionarios del Gobierno alemán dijeron desde Berlín a periodistas que asisten a Heiligendamm que entre los temas a tratar en las reuniones de los líderes del G-8 se encuentra el cambio climático; la ayuda a África; los programas nucleares de Irán y Corea del Norte; la lucha contra el terrorismo y la Ronda de Doha sobre comercio internacional.
Otros asuntos de la agenda internacional, como el posible sistema de misiles estadounidense en Europa, serán abordados en reuniones bilaterales o en encuentros informales, dijeron los funcionarios que pidieron no ser identificados.
En días previos a la cumbre se ha especulado sobre la posibilidad de que el tema de los misiles opaque otros de los asuntos que serán abordados, algo que los representantes alemanes descartaron.
La posibilidad de que Estados Unidos coloque un escudo antimisiles, con el argumento de impedir un ataque a Europa por parte de Corea del Norte o de Irán, ha provocado el enojo de Rusia, cuyo presidente Vladimir Putin advirtió el fin de semana que de concretarse su país se vería obligado a enfilar sus armas contra sitios europeos.
El otro tema que ha causado expectativa, además de diferencias de enfoque entre países de la Unión Europea y Estados Unidos, es el cambio climático y la forma en combatirlo.
Los funcionarios alemanes confiaron en que al final haya una convergencia sobre el cambio climático entre los miembros del G-8 (Rusia, Japón, Alemania, Francia, Estados Unidos, Gran Bretaña, Italia y Canadá), cuyo lugar de estadía y encuentros ya es custodiado por miles de policías y ha sido cercado por una valla metálica de 12 kilómetros.
La canciller alemana Angela Merkel, anfitriona del encuentro, ha dicho que le gustaría alcanzar acuerdos con los otros siete líderes en su propuesta que incluye trabajar para que antes del año 2050 se recorte en un 50 por ciento las emisiones de gases invernadero por debajo de los niveles de 1990.
Bush hizo hace unos días otra propuesta que considera, más que metas concretas, realizar reuniones con otros países para establecer estrategias de largo plazo.
Organizaciones civiles, como el grupo Greenpeace, consideran que el G-8 debe establecer compromisos claros, en tanto esos países son los principales causantes del cambio climático con una emisión de cerca del 40 por ciento de bióxido de carbono a nivel global.
Esta cumbre será la última a la que asista el primer ministro británico Tony Blair, y la primera para el presidente francés Nicolas Sarkozy y el primer ministro japonés Shinzo Abe.
Durante el encuentro, los líderes del G-8 también sostendrán reuniones con los países del llamado Grupo de los Cinco: Brasil, China, India, México y Sudáfrica.
Organizaciones civiles y activistas comenzaron ayer “una cumbre alternativa” en Rostock, un poblado cercano a Heiligendamm, con llamados para encontrar soluciones a problemas como la pobreza y compromisos para enfrentar el cambio climático.
“Hay un enorme potencial aquí y una enorme oportunidad para los países más ricos y poderosos para que cumplan con su responsabilidad de apoyar el desarrollo y la reducción de la pobreza”, señaló Max Lawson, asesor del grupo Oxfam, en una declaración escrita entregada a la prensa.
El avión de Bush aterrizó precisamente en Rostock, desde donde fue trasladado en helicóptero a Heligendamm.