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MÉXICO, DF.- En los próximos años, el flujo de remesas podría afectar variables como el tipo de cambio y la competitividad de los países receptor, ante el incremento constante de estos recursos, alertó Banamex Citigroup.
El grupo financiero resaltó que la falta de inversiones en los países de América Latina, la demanda de empleo y las diferencias salariales coadyuvan a que la migración se convierta en la segunda opción para que la población alcance mejores niveles de vida. Uno de los principales destinos de migrantes latinoamericanos es Estados Unidos, ya que según la American Community Survey, en 2005 más de 19 millones de personas nacidas en América Latina vivían en ese país y de los cuales 57.6 por ciento nació en México.
Así, con casi 11 millones de mexicanos que radican en Estados Unidos, el envío de remesas a la República Mexicana sumó 20 mil millones de dólares el año pasado, monto que sólo fue superado por las exportaciones petroleras, que alcanzaron 31.9 mil millones de dólares.
Para este año, afirmó, se espera que el flujo de remesas supere lo observado en 2005, ya que tan sólo durante el periodo enero-octubre, la cifra acumulada es de 19.5 mil millones de dólares.
Sin embargo, Banamex Citigroup alertó que han surgido algunas preocupaciones tanto sociales, como económicas que acarrea el fenómeno migratorio y el persistente flujo de recursos hacia los países de origen de los migrantes.
Entre los primeros destaca la fragmentación de las familias, así como los desincentivos de algunos grupos por colocarse en los mercados laborales locales, ante la perspectiva de migrar y contar con empleos mejor remunerados fuera del país.
Por otra parte, la magnitud de las remesas comienza a ser una preocupación para el manejo de las políticas económicas de los países receptores, pues el flujo de estas empieza a incidir sobre la valoración del tipo de cambio y competitividad.
Además, agregó, la mayoría de los migrantes no cuenta con fondos de pensiones al momento de regresar a su país de origen, lo que derivará en gastos fiscales aún no previstos por los gobiernos de los países receptores. En ese sentido, el grupo financiero se pronunció por reflexionar sobre la permanencia de estos flujos y la necesidad de políticas públicas que favorezcan el desarrollo de las entidades más rezagadas del país.
