Anteayer se vivió otra vez en La Laguna un paro de labores de unos cien elementos pertenecientes a una de las policías preventivas de la zona conurbana –en este caso la de Gómez Palacio- quienes de manera abrupta decidieron suspender sus vitales actividades para manifestarse a las afueras de la Secretaría de Protección Ciudadana y Vialidad contra una serie de cuestiones internas a la corporación.
Los oficiales exigían la destitución de Roberto Orduña Cruz, titular de la dependencia, así como la salida de dos funcionarios más. En sus demandas, los paristas denunciaban tratos indignos y discriminación a las mujeres policías, además agregaron en sus peticiones el despido de José Villelas, quien funge como responsable del Departamento de Asuntos Internos y del comandante Fernando Rojas Moreno, al cual se le inició un proceso de investigación por extorsión, abuso de autoridad y malos tratos.
El alcalde gomezpalatino, Ricardo Rebollo, en un inicio se rehusó a ceder por el efecto de la presión sin más a las acciones de los inconformes guardianes del orden, pero con el transcurrir de las horas y el aumento de riesgo al tener a la ciudad sin vigilancia, paulatinamente fue llevado a aceptar bajo presión parte de las peticiones.
Ayer se informó que se había restablecido ya la operación de la corporación y todo regresaba a la normalidad, pero Rebollo en el diálogo sostenido hubo de aceptar algunas condicionantes que se salen de una negociación normal entre directivos y trabajadores.
La más significativa lo es sin duda, la de no tener trato directo alguno con el propio secretario Orduña Cruz y además manifestar públicamente que para la tropa policiaca el mayor será un cero a la izquierda, además señalando que seguirán las instrucciones de Antonio Horacio Ramírez, quien es el jefe de la Policía Preventiva.
Parece si se considera de fondo, que el tema termina por ser resuelto y ya quedará sólo como anecdotario de la actual Administración, pero el problema es de mucho más fondo y hay ponerle especial interés.
En este incidente, la llamada perla industrial de La Laguna, pasó varias horas vigilada por solamente seis patrullas y sólo doce elementos.
Hay que recordar que apenas en mayo pasado unos cuatrocientos integrantes de la Policía de Torreón, también realizaron un paro de labores, con lo que casi el cincuenta por ciento de todos los policías dejó de cuidar la ciudad coahuilense. En aquella ocasión las demandas estaban enfocadas más hacia un incremento salarial, mejor armamento y horarios accesibles. Estas mismas demandas también fueron incluidas –exceptuando los horarios- en las negociaciones que sostuvo el presidente Rebollo con sus guardianes del orden.
Algo está pasando en las policías de La Laguna, que en menos de un año sólo nos resta Lerdo para que las tres ciudades hayan pasado algún tiempo sin vigilancia, por ello los focos rojos deben estar encendidos.
Uno de los grandes y complejos problemas de nuestro país ha sido las leyes, usos y costumbres en lo que a las relaciones colectivas laborales se refieren. Durante las siete décadas del priismo corporativista, las relaciones como las agrupaciones de trabajadores fueron pilar de ese control general de la sociedad, sólo que ello implicó la creación de normas escritas y tácitas, que daban gran poder a los sindicatos sobre las empresas e institutos con cantidades importantes de personal, contra la contraprestación de ser dóciles al régimen establecido. Así, se ha dado paso a muchos abusos contra empresarios y desproporcionadas e inmorales canonjías a los líderes sindicales.
Nadie debe nunca impedir el libre derecho de asociación en pro de la defensa de los derechos laborales de las personas. Pero la Policía no es una institución cualquiera, es la encargada de brindar seguridad al Estado, función básica de un Estado de Derecho, por lo que el paro es una llamada de atención a nuestros congresistas y los propios ejecutivos, de generar las condiciones que eviten que paros como el de anteayer, pongan contra la pared a las autoridades, cuando la moneda de presión es la seguridad de los ciudadanos. eirazoqui@elsiglodetorreon.com.mx