EL UNIVERSAL
TIJUANA, BC.- Los mensajes de amenaza contra los policías municipales y estatales se incrementaron e invadieron las frecuencias de radio de las corporaciones: "Les vamos a cortar la cabeza, put..., ahora que no traen cuete (armas)".
Desde el jueves pasado, la Policía Municipal fue desarmada por el Ejército mexicano para investigar si su arsenal fue utilizado en la comisión de delitos. Se informó que fueron detenidas varias personas, entre ellas tres policías, dos municipales y un agente ministerial del estado.
La Operación Tijuana, implantada por el Gobierno Federal para combatir el crimen organizado y su infiltración en las filas policiales, no ha frenado los amagos de los criminales. Nadie, aseguran las voces, se salvará.
Los uniformados están preocupados, porque saben que las amenazas suelen cumplirse. En 2006 fueron ultimados 18 de sus compañeros. "Todos escuchamos por la frecuencia", dice el oficial Marco Antonio, dice un elemento. En junio pasado aparecieron, bajo un puente peatonal, los cuerpos sin cabeza de tres policías de Rosarito y un civil. En septiembre, el comandante Arturo Rivas Vaca fue ejecutado, previa amenaza tres semanas antes.
Las acciones del cártel de Tijuana están lejos de limitarse a la frontera con Estados Unidos. Nicaragua identificó ya a la organización como responsable de una serie de operaciones de tráfico de drogas de Colombia a México y Estados Unidos, detectadas en los últimos meses a lo largo del litoral pacífico nicaragüense.
El oficial Salvador Gutiérrez, jefe del Cuarto Comando Militar del Ejército de Nicaragua, vincula al cártel de Tijuana con más de 4 mil kilos de cocaína decomisados en el último mes con la captura de un mexicano.