El brazo armado de Hamas advirtió que la comisión de atentados suicidas es “cuestión de tiempo” después de que el Ejército israelí arrestase a un ministro islamista y matase a cinco miembros de Fuerzas leales a este movimiento.
Para el primer ministro palestino, Ismail Haniye, de Hamas, la ofensiva israelí que entra ayer en su décimo día es una “auténtica guerra” dirigida a “frustrar” al pueblo palestino, “extorsionarle y forzarle a aceptar órdenes del exterior”.
“Sin embargo, esta agresión no logrará sus objetivos y traerá peligrosas consecuencias” , dijo en un comunicado de su oficina, difundido después de que cuatro bombardeos israelíes mataran a cinco miembros de las fuerzas auxiliares del movimiento islamista e hirieran a otros seis palestinos.
Aviones militares israelíes atacaron ayer por la mañana en menos de una hora cuatro instalaciones de esas Fuerzas -también llamada ejecutivas y creadas tras el ascenso al poder de Hamas en marzo del pasado año- en el sur y el oeste de la ciudad de Gaza, así como en el oeste de Jan Junis y en Rafah, ambas al sur de la Franja, según testigos y fuentes de la seguridad palestina.
Los dos primeros bombardeos, registrados en el densamente poblado barrio de Zeitún y en el oeste de la ciudad, produjeron grandes explosiones y un intenso humo, visible desde lejos, según testigos. Los ataques en Jan Junis y Rafah no causaron víctimas.
Tras la ofensiva, el portavoz de las Brigadas de Azedín Al Kazem, brazo armado de Hamas, Abu Obaida, aseguró en un comunicado que el “inicio de las operaciones de martirio (atentados suicidas)” en Israel y los territorios palestinos “son cuestión de tiempo”.
Las Brigadas dispararon ayer una serie de cohetes artesanales contra el sur de Israel y advertido de que lanzarán otros cuatro proyectiles.
Además, reiteraron su amenaza de secuestrar más soldados israelíes y aseguraron que el cabo Guilad Shalit, cautivo desde el pasado junio, no será liberado si el Ejército mata a dirigentes islamistas.
EJÉRCITO LIBANÉS SE PREPARA PARA ATACAR A EXTREMISTAS
Familias rotas prosiguen su desesperada huida del campo de refugiados palestino de Nahar al Bared, en el norte del Líbano, donde la situación humanitaria, tras casi una semana de asedio y combates, comienza a ser dramática.
Mientras salían a pie por el acceso sur refugiados como Hobaida Yasir, una de los entre 15 mil y 20 mil civiles que han logrado abandonar el campo según la Cruz Roja, camiones con armamento y tropas entraban en dirección contraria.
Todo parece indicar que el Ejército libanés comienza a prepararse para una posible ofensiva final al campamento, donde se cree que permanecen escondidos unos 200 milicianos del grupo extremista radical suní Fatah al Islam.
Tras una semana sin electricidad ni agua corriente, Hobaida Yasir, con las marcas del sufrimiento esculpidas en el rostro, salió ayer con su madre y tres de sus hijos rumbo al campo de Aín Helu. Atrás han quedado su hijo mayor, de 17 años y su marido.
“Tienen miedo a que les detenga el Ejército libanés”, explica Hobaida, quien enseguida puntualiza que nada tienen que ver con los rebeldes de Fatah al Islam, atrincherado entre las marañas de casas.
“Ahí dentro hay mucho miedo. Nuestras casas han sido destruidas y no hay lugares seguros”, agrega, mientras trata de consolar al bebé que sostiene en sus brazos.
Según el Comité de la Cruz Roja Internacional, en una semana ha huido más del 50 por ciento de la población y la situación de los que quedan es desesperada.