Carlos Fuentes, premio Príncipe de Asturias, escritor contemporáneo de altos vuelos, de miríadas de luces intelectuales, dice que ?todo grupo humano genera literatura porque tiene ideas, aspiraciones, espíritu, palabras, recuerdos y deseos. La literatura es lenguaje e imaginación. Lo importante, que es lo que se hace con el lenguaje, que es patrimonio de todos, y con la imaginación?.
Sustraje de mis apuntes, ese decir sentencioso de tan esclarecido personaje de las letras, tan mexicano como universal, porque Ramón Iriarte, amigo nuestro desde hace muchos años, puso en nuestras manos, con dedicatoria que enorgullece, el libro Cien Puertas de Torreón 1907/2007, de la autoría de Pablo Ortega Mata, sampetrino, avecindado en la peronera capital del Estado, quien tuvo el interés y perseverancia de fotografiar cien puertas, con la idea de publicar un libro. El autor, en su portal de agradecimientos, consigna que para presentar su proyecto tocó muchas puertas sin obtener respuestas, hasta que llegó a tocar la puerta del Patronato de los Festejos del Centenario de Torreón recibiendo el apoyo entusiasta de don Ramón Iriarte Maisterrena.
Aún más, acudió a la Asociación de Escritoras Laguneras que lo recibieron con los brazos abiertos, aportando catorce de ellas cinco textos cada una, complementados con igual número de textos de seis escritores varones, de ahí que los dinteles y umbrales de cada una de las cien puertas, fueron transpuestos con brillantes descripciones en las que se denotan propiedad en el uso del lenguaje e imaginación.
Por supuesto que no soy crítico literario, pero las letras como las bellas artes, entran por los ojos y oídos despertando emociones y sentimientos; eso es precisamente lo que sucede con este libro de Pablo Ortega Mata, que no tiene desperdicio alguno; sus fotos de las puertas sugieren ideas y motivan a transponerlas en un intento de curiosear sus recónditos secretos.
Y como si las fotografías por sí mismas no nos contaran de anhelos fallidos; de glorias y desventuras; de brillantez y opacidad; de pasiones jóvenes y seniles; de comedias y tragedias, son las escritoras y escritores con la llave mágica de su inspiración los que nos llevan a los adentros de esas cien puertas, una que fue árbol grande y fuerte y ahora es una puerta desahuciada. Umbrales de seguridad e inseguridad. Murmullos de atardecer y nostalgias que entrelazan amorosos sueños. Soledad que lleva a la locura. Cuando que se cierra donde reina la desolación. Puerta negra satinada que atesora los recuerdos como antiguo relicario. Puerta de cochera donde los graffiteros han puesto su huella de indolencia. La puerta que tiene un dejo de tristeza porque nunca conoció a su dueño. ¿Quién se cree esa puerta altiva? No es más que una puerta, como todas las puertas, puerta vulgar, simple puerta.
Corolario: Las Cien Puertas de Torreón, libro de Pablo Ortega Mata, es para leerlo y releerlo, saborearlo, meditarlo y finalmente agradecer al autor y a las catorce escritoras y seis escritores, que con la magia de su palabra, hicieran felices las horas que pasamos en su lectura.
?La literatura nos dice con palabras, lo que no tiene palabras para ser dicho?. Alfonso Reyes.
