Con eso del Centenario en que a Torreón se le dio el rango de Ciudad, se han reseñado cada una de las ceremonias y actos culturales y deportivos preparados para la celebración de ese fasto, sin embargo, no se ha dado importancia debida al medio masivo de comunicación que ha llevado registro de los avatares de la existencia de esta urbe, al periódico El Siglo de Torreón, que día a día, desde hace ochenta y cinco años, ha pulsado su rítmico palpitar.
En efecto, durante ocho y media décadas, El Siglo ha escrito línea a línea cada página de la historia de este entrañable jirón de la patria, siguiendo desde el inicio de su publicación, los lineamientos de servicio y veracidad establecidos por su fundador don Antonio de Juambelz.
A nadie escapa que el periodismo tiene un contenido político y un destacado papel social y que tiene asimismo una tarea didáctica. “En efecto, la variedad de voces y temas abordados en sus páginas y su fácil lectura y accesibilidad lo convierten en maestro extraescolar de multitudes”. Pero también va marcando puntualmente la historia de la región, del país y del universo consignado en sus páginas todos los aconteceres cotidianos de la más diversa índole.
Desde que arribé a Torreón en la década de los cincuenta, soy lector compulsivo que desmenuza cada página de mi periódico El Siglo de Torreón, sin seguir el orden alfabético que identifica las secciones, pero ahora para corroborar el aserto del papel didáctico e historiográfico que desempeña el periódico, repasaré contigo el número correspondiente al martes próximo pasado siguiendo ese orden:
Sección A.- En la página principal habla de la dificultad para prevenir los incendios y destaca la visita del presidente de los Estados Unidos de Norteamérica a Mérida. En página siguiente Javier Garza Ramos escribe sobre la muy breve historia de Bush en México. En las páginas editoriales el escrito de Gilberto Serna se titula El Prebiscito. De Roberto Orozco Melo su Prolegómenos de la U. de C. ¿Modernidad o Funeral? de Federico Reyes Heroles y en las columnas fijas Plaza Pública y Jaque Mate, Miguel Ángel Granados Chapa y Sergio Sarmiento sus artículos se titulan Mexicana y sus Sobrecargos y Seguridad de Bush, respectivamente.
Eso es, por decirlo así, lo sustancial del periódico, aunque todas las demás secciones, (B) deportes, (C) sociales, (D) espectáculos, (E) lo cotidiano en La Laguna, (F) aviso certificado y (G) finanzas, tienen su miga porque encuentras crónicas y reseñas sobre actividades deportivas, sociales o de espectáculos así como también de asuntos económicos y financieros, según tus gustos y preferencias, sobre todo en la página frontal y reverso de la “E” en que aparecen las columnas de Nau-Yaca (agudo y devastador); de Armando Fuentes Aguirre, Mirador (de la más pura esencia poética y filosófica) y de Armando Camorra De Política y Cosas Peores (picantes cuentecillos y sesudos comentarios políticos “de orientación a la república”).
Tanto los breves comentarios de Nau-Yaca, como los escritos de Armando Fuentes Aguirre y Armando Camorra (dos personajes distintos y una persona verdadera) nos provocan sonrisas leves o carcajadas estentóreas y siempre a la reflexión.