Fue una época muy bonita ésa en la que, de mayo a septiembre de 1982, celebramos con un titipuchal de eventos sociales, deportivos, develación de efigies arquitectónicas y otros actos de toda índole, los setenta y cinco años de cuando a la Villa de Torreón se le dio el rango de Ciudad, en que de manera de conmemorar dignamente tal acontecimiento histórico, el Lic. Braulio Fernández Aguirre nombró a un Comité de Festejos Torreón 75, el cual fue presidido por Alejandro Pérez de la Vega, quien con ésa su habilidad de aglutinar voluntades incorporó, entre algunos miembros distinguidos de las fuerzas vivas de la ciudad, a Emilio Herrera, Arturo Orona y Paco Fernández Torres –que fue factor importantísimo de enlace y coordinación- y a varios miembros del Club Sembradores de Amistad de Torreón, a saber: José Abdo, Luciano Arriaga, Francisco Dávila, Jaime Cantú y a este cura que ahora hace recuerdos de aquellos lejanos hechos que tanto relieve tuvieron.
Muchas otras personalidades destacadas de la comunidad intervinieron para el lucimiento de nuestra fiesta, entre ellas, Alejandra Schott, Reina de los festejos y su Princesa Real Lucía Casas, Carmen Pámanes de Haces Gil y María Rosa Ortiz de Bredee organizando y presentando espectáculos escénicos. Vicente Padilla autor de logotipo de Torreón 75, los muchachos del ballet de la Casa de la Cultura impulsados por su director Benito Macías y a Sergio Lee y Juan Macías que coordinaron el desfile de carros alegóricos.
Cabe recordar a quienes en su altruismo obsequiaron a la ciudad los monumentos arquitectónicos que aún son motivos de adorno y admiración: Las figuras de Don Quijote y Sancho Panza en la calzada Colón norte donadas por don Pedro Valdés Fernández. Por su parte la familia Villalobos Márquez dejó recuerdo perenne de nuestra raíz con la efigie del joven abuelo Cuauhtémoc en la confluencia de la avenida Independencia y Diagonal Reforma.
También las etnias dejaron en monumentos la constancia de su gratitud por el cobijo que a sus esfuerzos empresariales les dio Torreón: la colonia española nos entregó un Miguel de Cervantes Saavedra. La libanesa la estela que en la Alameda Central está instalada, con frases inmortales gravadas en bronce de Gibrán Jalil Gibrán. Las familias de don Isidoro Gancz y de León Urow dejaron huella de su presencia israelita, donando una alegoría de la efigie del eminente científico judío Albert Einstein, erigida en la esquina frontal del Instituto Tecnológico de La Laguna.
En fin, todavía hay mucho que platicar de aquella celebración de Torreón 75, pero el espacio ya se me acabó. Seguiré en otra ocasión.
