Si Torreón en septiembre próximo cumple cien años de haber sido elevada al rango de ciudad, la Escuela Técnica Industrial en marzo de 2008 cumplirá cincuenta años de su fundación, acontecimiento que debe celebrarse también con bombos y platillos por la importancia que para la juventud estudiosa ha tenido desde sus inicios y su trascendencia para el desarrollo industrial de la Comarca Lagunera.
Ya con la idea fija de lo que se pretendía, el siempre recordado padre jesuita Carlos de la Torre, acompañado por el C. P. Edelmiro Morales Leal, visitaron diversos puntos del Estado de Coahuila hasta encontrar en Parras de la Fuente al Profr. Eleuterio Ovalle, como persona idónea para hacerse cargo de la dirección de una escuela con especialidades técnicas y así fue como el día primero de marzo de 1958 se fundó la Escuela Técnica Industrial de Torreón A.C. y que hace cinco años Edelmiro, con ése su espíritu visionario, convirtió en Escuela de Bachillerato Técnico Industrial de La Laguna, de manera que los estudiantes al terminar su carrera técnica, puedan, si así lo desean, seguir una carrera universitaria.
El Profr. Eleuterio Ovalle fue director del plantel durante muchos años, cargo que desempeñó con verdadera pasión hasta su muerte, acordando entonces el consejo nombrar director a quien había sido su brazo derecho, el Profr. Arturo Siller, tan querido por los alumnos como lo fue “Tello” que así en confianza le decíamos sus amigos al Profr. Ovalle.
El sábado pasado asistimos, como lo hemos hecho desde hace treinta años, a la entrega de títulos a la 5ª. generación de bachilleres que recibieron 60 técnicos en máquinas de combustión interna, 30 técnicos en máquinas y herramientas y 24 técnicos en electricidad, apadrinándolos el Lic. Martín Amarante Zertuche, Sr. Raymundo Calvillo Armendáriz e Ing. Jesús del Río Félix, respectivamente.
Precedido por la Santa Misa, el acto de entrega de títulos fue muy emotivo, empezando por el mensaje de elevados conceptos de Laura Orellana Trinidad, los honores a los símbolos patrios y los rostros que reflejaban felicidad de los padrinos de generación, del presidente del patronato, del director, de los maestros, y sobre todo de los ahora bachilleres técnicos y sus padres.
