El prototipo de la caballerosidad, del buen decir y de la corrección en todos los actos de la vida, lo fue en su presencia física, y lo seguirá siendo en el recuerdo, don Jorge González Juambelz, que nos hizo sentir orgullo en tratarlo y un privilegio el contar con su amistad. Te platicaré cuándo y cómo lo conocí:
En el mes de julio de 1968, siendo el Dr. Arturo González Gutiérrez presidente del consejo directivo del Club Sertoma de Torreón, A. C., se me nombró para escribir la columna Sertoma Habla en el prestigiado periódico matutino El Siglo de Torreón. Esa columna que desde mucho tiempo atrás venía apareciendo los días jueves de cada semana, era –como lo sugiere su título- el portavoz de las actividades sociales y de servicio comunitario de dicho club.
Los originales de mis notas debía entregarlos un día antes de su publicación, por lo que como primer paso me apersoné con don Jorge a quien supuse jefe de redacción, pero que en realidad su responsabilidad era de administrador del periódico. Su presencia, con la sonrisa a flor de labio y su trato tan amable, hicieron que me sintiera su amigo desde el primer momento que le conocí. El tiempo no sólo confirmó sino acrecentó esa primera impresión mía.
Del Club Sertoma –como de otros clubes de servicio social- fue socio honorario y recuerdo que en el mes de enero de 1968 en ocasión de rendirle los sertomas un homenaje al Dr. Alfonso Garibay Fernández y a su esposa Soledad Caldevilla de Garibay, otorgándoles el diploma “Servicio a la Humanidad”, fueron las voces del Profr. Enrique Calderón Pérez y de don Jorge González Juambelz, que en poéticos giros y bellos conceptos, pusieron en relieve los altos merecimientos de los homenajeados.
Si como apasionado periodista, veraz y certero, dejó profunda huella en los anales del periodismo regional, como hombre de servicio fue paradigma: sus veinte años de jefe de ambulantes en la benemérita Cruz Roja, Delegación Torreón. Su efectiva participación en los desayunos escolares con el patrocinio de la Cámara Junior de Torreón. Su campaña para adquirir un jeep que sirviera al sacerdote jesuita Samuel Ginori, párroco de la capilla de las Islas María, vehículo que don Jorge entregó personalmente en ese reclusorio. Sus múltiples servicios de ayuda a gente necesitada que nunca mencionó y sólo se supo hasta después de su muerte.
Ésas fueron sus galas y vinieron a la mente porque ayer fue el noventa y tres aniversario de su natalicio y quise hacer un recuerdo de tan excepcional amigo. Don Jorge González Juambelz nació en México, D. F., el día primero de agosto de 1914.