No creas, pero para éste tu servidor ya es un tanto difícil trasladarse a los sitios donde se efectúan los eventos del Club Sembradores de Torreón, mas aún, cuando éstos son en sitios alejados de la zona central de la ciudad, como el jueves pasado en que la sesión comida reglamentaria tuvo efecto allá por el periférico, en el restorán propiedad de Paco Dávila, quien junto con su hermano Antonio, Jorge Rosas y Jorge Leal, fueron los oferentes.
Sin embargo, como dijo el ranchero: “me doblo pero no me quebro” y allá fuimos, obteniendo en recompensa la presencia de cuarenta consocios y amigos nuestros y, particularmente por la presencia en mi entorno, de Luis Amarante, Roberto y Mario Villarreal, Saúl Gómez, Florentino Martínez, Salvador Valencia y Ramón Iriarte, que todo sudoroso llegó al último y con quien tuve palique largo y tendido, cosa lógica pues es de todos conocido que Ramón, amigo nuestro desde febrero de 1977, tiene para dar y tomar en eso de la conversación.
Por su sabrosa plática me enteré de los pormenores de la adquisición de la casona que fuera residencia de don Ignacio Berlanga García, de su esposa doña Aurora Valdés Muriel y su descendencia y que ahora, a partir del pasado dos del actual, será el nuevo Museo de la Revolución. Y digo nuevo, porque es de tu conocimiento que existe desde hace varios años, el que con tanta dedicación y empeño fue creado y sostenido por el Dr. Manuel Terán Lira.
Es curioso como vino a determinarse que en Torreón se instalara el Museo de la Revolución pues ya se había pensado hacerlo en la capital del Estado, pero en una conversación con el gobernador Profr. Humberto Moreira, al saber Ramón sus intenciones, le espetó que en Torreón se pensaba crear el Museo del Sarape y del pan de pulque. El Profr. Moreira que agarró al vuelo la ironía, de inmediato rectificó y decidió se instalara en la ciudad que fuera testigo ocular y protagonista de varios de los hechos revolucionarios de trascendencia histórica. El lugar idóneo para instalarlo es la casona que fuera de los Berlanga Valdés, que Ramón adquirió de su peculio, con la decisión de donarla a la Comarca Lagunera a la que, según dijo, tanto le debe. Lo que es y lo que tiene.
Ramón Iriarte Maisterrena es todo un personaje: fue presidente del Consejo de Administración de Bancomer, del Consejo de Administración de Lala, de la Unión Ganadera de La Laguna, de la Asociación Nacional de Ganaderos Lecheros, A. C., del Consejo Nacional Agropecuario. Vicepresidente de la Cruz Roja de Torreón y coordinador del Nogatec y, desde finales de 2004 hasta la fecha, presidente del Patronato de los Festejos del Centenario de Torreón. Y sobre todos esos títulos el mejor de ellos: amigo leal y sincero.
