Fíjate lo que son las cosas de la vida, el jueves pasado estuvimos en la misa que año por año organiza la directiva del Club Sembradores de Torreón, que en esta ocasión fue celebrada en el anexo de la iglesia del Sagrado Corazón de María, enclavada en la colonia Torreón Jardín, eucaristía que en nuestros corazones dedicamos a la memoria de doña Isabel Salcido de Hernández, madre de nuestro muy estimado amigo y consocio Ing. Jorge Hernández Salcido y de Rosa Alicia, casada con Javier González, compañeros y amigos nuestros en el grupo de iniciación del MFC, allá por los años sesenta.
El domingo, al abrir las páginas de nuestro diario, nos encontramos con la esquela en que se participaba el sensible fallecimiento de Emilio de la Garza Curcho, quien desde mayo de 1957 era miembros muy apreciado de nuestro club con un largo historial de servicio, ya que formó parte de muchas directivas, siendo su presidente en el periodo 1960/61.
Por azares del destino y “por culpa de Pancho Villa” –como él decía- Emilio nació en Brownsville, Texas el 23 de julio de 1915 y para octubre del mismo año ya estaba reincorporado, junto con sus padres don Emilio de la Garza Cantú y doña María Curcho Vidales, a la ciudad de Monterrey, N.L., en donde siempre había radicado la familia.
En la ciudad reinera hizo sus estudios de primaria (no había secundaria) y la preparatoria en el Colegio Civil del Estado, estudios que le sirvieron para desarrollarse en las actividades bancarias, en las que se inició en agosto de 1941 en crédito industrial de Monterrey, posteriormente Banco Industrial de Monterrey, hasta llegar a la gerencia el 1º. de enero de 1957. Ese mismo año, casado con Imelda Volpe Ferrara desde abril de 1952, fue trasladado a Torreón con el mismo cargo, pero por motivo de la fusión del Bando Industrial de Monterrey con el Banco de Londres y México, en abril de 1964 regresó a sus lares regiomontanos y dos años y medio después, a invitación de don Federico I. Santos, nuevamente vino a esta ciudad, para iniciar actividades como gerente del Banco Regional del Norte, hoy Banorte, hasta su retiro por jubilación en abril de 1982.
Emilio siempre fue un hombre de servicio, dentro de su profesión como director de la cooperativa bancaria y en nuestro club en todos los cargos directivos. Formó con su esposa una pareja que en nuestras fiestas atraía las miradas de todos por su estilo depurado de bailar, eran incansables, no desperdiciaban ninguna pieza bailable.
Su muerte es muy sensible por tantos afectos que creó por su trato amable. Para él una oración y para Imelda nuestra fraternal solidaridad en su pena.