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Amputaciones, un riesgo laboral por el que nadie responde

El Universal

Los que más alto índice registran en cuanto a los accidentes que derivan en amputación o pérdida de un miembro, son los carniceros, troqueladores y albañiles.

La pérdida de un miembro del cuerpo por accidente de trabajo se llega a convertir en una espera por obtener la incapacidad más alta. Dedos, brazo, antebrazo e incluso testículos o senos, se establecen en diferente porcentaje en cuanto a indemnización.

La Ley Federal del Trabajo precisa, por ejemplo, que por la pérdida total de la mano el afectado recibirá un porcentaje de incapacidad indemnizable, de acuerdo a su salario, del 65 al 75%; por el pie, 50 a 55%; brazo 70 a 80%; por los dos testículos, 40 al 100%, considerando la edad del paciente; por el pene, del 50 al 100% y por los dos senos, 50 a 70%.

En mayor medida, son los miembros superiores, como dedos y brazos los que más se pierden, debido a la falta de conocimiento del trabajador por manejar maquinaria, ausencia o deficiente equipo de seguridad, precisa María Teresa Rojas Jiménez, especialista de la Unidad de Medicina Física y Rehabilitación del Sur, del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).

Los que más alto índice registran en cuanto a los accidentes que derivan en amputación o pérdida de un miembro, son los carniceros, troqueladores y albañiles, indica Rojas.

Un caso es el de Anastasio Miguel Ángel Padilla Sánchez, de 28 años de edad, quien perdió la mano y parte del brazo cuando el pasado 23 de enero trabajaba en una empresa dedicada a fabricar artículos de plástico. Debido al deterioro del guante con el que laboraba, éste se pegó en la máquina que le destrozó la mano.

Anastasio comenta que había pedido el cambio de guantes en la empresa, pero se lo negaron con el argumento de que “todavía aguantan” y el mal estado del guante, considera, fue la causa del accidente.

La empresa se declaró en quiebra por deudas fiscales, y Padilla Sánchez no ha sido indemnizado, ni tiene para pagar la prótesis que puede costar hasta más de 50 mil pesos.

Radicado en Amecameca, Puebla, padre de una hija, Padilla Sánchez está en espera de una prótesis, de que se le pague incapacidad y que le den oportunidad de trabajar en algún lado.

“He ido a varios lados, pero de plano me dicen que no porque no voy a poder realizar el trabajo que se necesita. Espero adaptarme a una prótesis y dependiendo de qué puedo hacer ya con la prótesis, será a los lugares donde voy a pedir empleo”, señala.

Actualmente, le ayudan en los gastos para mantener a su familia, sus suegros, hermanos y padres, pero acepta que no por mucho tiempo podrá vivir así. Por lo pronto ha tomado su rehabilitación en la Unidad de Medicina Física y Rehabilitación del Sur y tramita su pensión y la entrega de una prótesis.

Padilla dice que quisiera regresar el tiempo y ser más cuidadoso en su trabajo para no haber tenido el accidente que lo dejó sin la mano y parte del brazo. “Todos los que trabajamos con maquinaria y hasta los que no, tienen el riesgo de sufrir un accidente. Creo que debe haber más garantías para evitarlos y que se le dé una mejor pensión a cualquiera que se accidenta”.

De acuerdo con la Constitución y la Ley Federal del Trabajo, los patrones son responsables de los accidentes que se susciten en sus empresas, así como de las enfermedades derivadas de la actividad laboral.

El vocero del Sindicato del Seguro Social, Bulmaro Guerrero, comenta que los accidentes no sólo generan un costo a dependencias como el IMSS, sino también a las empresas y aseguradoras debido a que existe el riesgo de lesiones permanentes o incluso la defunción de los trabajadores.

Subrayó que los accidentes deben ser prevenidos por los empresarios mediante diagnósticos que señalen cuáles son los posibles riesgos de trabajo y cómo se pueden evitar, además de promover campañas de salud entre los trabajadores y la capacitación para realizar su trabajo salvaguardando su vida y salud.

Información del IMSS, señala que anualmente se registran más de 13 millones de accidentes en las empresas y el Instituto gasta, en ese periodo, más de 65 mil millones de pesos en la atención de percances y enfermedades de trabajo ocurridos en la industria, debido a la falta de una cultura de la prevención. Esa cifra incluye los gastos por incapacidad médica, medicamentos, rehabilitación y pensiones.

De acuerdo con el IMSS y la Secretaría del Trabajo, pese a que en los últimos 10 años han bajado los accidentes laborales en México, éstos cada vez son más graves y dejan secuelas permanentes en el trabajador, incluso reconocen que pese a la disminución aún es elevado el porcentaje de percances.

Datos de esas dependencias señalan que en promedio la tasa de incidencia es de 2.18 y las entidades con mayor riesgo son: Distrito Federal, Jalisco, Nuevo León, Estado de México, Veracruz y Guanajuato.

En tanto que las áreas de mayor riesgo son: la industria de la minería, el transporte de carga y la construcción, seguidas. Más abajo están la extracción de grafito y minerales metálicos y no metálicos en minas de profundidad, así como la extracción y beneficio de carbón mineral, las construcciones de obras de infraestructura y edificación en obra pública.

La Organización Internacional del Trabajo menciona que en el mundo se registran 160 millones de enfermedades relacionadas con lo laboral y estima que se pierde 4% del Producto Interno Bruto mundial debido a los accidentes del trabajo y a las enfermedades profesionales. La organización destaca que del total de los fallecimientos, unos 22 mil son niños.

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