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Amputan mano a ladrones y decapitan a 'narcos'

EFE, Abu Dhabi

Los castigos en Arabia aún se aplican en una plaza pública, donde centenares de personas pueden ver cómo es traído el "mozneb" (culpable) y cómo con un sólo golpe con la espada del "sayyaf" pierde para siempre su mano o, en el peor de los casos, su cabeza.

La estricta aplicación de la "Sharia" o Ley islámica en Arabia Saudí, donde son decapitados con sable los condenados a muerte, es defendida por ese país como una forma de garantizar la paz en la sociedad, pese a las críticas en Occidente.

"La muerte es el castigo del traficante de drogas", una frase que uno puede leer en varios lugares en ese conservador pero muy rico reino árabe, incluidos algunos de sus consulados, aparentemente para intimidar a los millones de extranjeros, sobre todo asiáticos, que llegan al país para trabajar o visitar los santuarios islámicos.

Pero esa ley no sólo se le aplica al narcotraficante, ya que son también decapitadas en público aquellas personas condenadas a la pena capital por asesinato, violación, brujería, sodomía o robo a mano armada, entre otros delitos.

Bajo el sable del "sayyaf" (verdugo) son iguales hombres y mujeres condenadas a muerte por uno de esos delitos, llamados en la religión islámica "hodud" (límites), que no debe cometer ningún mahometano.

Decenas de personas de distintas nacionalidades han sido ejecutadas de esa manera por delitos similares en 2007, al menos quince de ellas en mayo pasado, incluida la etíope Jadiya bin Ibrahim Musa, condenada por haber apuñalado hasta la muerte a un egipcio.

La amputación de manos también es frecuente en el caso de los condenados por atraco sin el uso de armas. El saudí Fayez bin Bashir fue el último en perder su mano derecha el último viernes de mayo en Riad por haber robado en una casa.

Todos los castigos se aplican en una plaza pública, donde centenares de personas pueden ver cómo es traído el "mozneb" (culpable), rodeado de policías, y cómo con un sólo golpe con la espada del "sayyaf" pierde para siempre su mano o, en el peor de los casos, su cabeza.

Varios de los que han visto una ejecución así afirman que sólo en el caso de los condenados a muerte por asesinato, las autoridades intentan retrasar la aplicación de la sentencia en espera de que el asesino sea perdonado por los parientes más cercanos de la víctima.

Los intentos de convencer a la familia de la víctima pueden durar varios años y en numerosos casos llega el perdón un minuto antes de que el "sayyaf" actúe.

A cambio del perdón, los parientes de la víctima reciben el "deya" o dinero de sangre, una suma acordada por las dos partes, y que oscila entre unos 30.000 y 150.000 dólares, y que en algunos casos llega a varios millones, dependiendo del estatus social de la víctima.

Samira al Shahrani, condenada a muerte desde hace ocho años por haber asesinado a un saudí que aparentemente intentaba violarla, fue puesta en libertad el 26 de mayo pasado, tras haber sido perdonada por la familia de la víctima.

La aplicación de los "hodud" en Arabia Saudí, pese a ser denunciado por numerosas organizaciones internacionales de derechos humanos, sigue sin perder el apoyo de la mayoría de la población, al ser una parte fundamental de su religión, según los clérigos islámicos.

Los "hodud" son aplicados de forma estricta sólo en el reino wahabí, aunque la mayoría de los Estados islámicos respetan la "sharia" en casos personales, como el matrimonio, el divorcio y la custodia de los menores.

El reino wahabí, cuya Constitución es el propio Corán -su principal fuente de legislación-, defiende los "hodud" como la mejor forma de garantizar la seguridad y la paz en la sociedad, siguiendo así el principio de "ojo por ojo, diente por diente".

Con la aplicación de esos castigos, muy en especial "Al qasas" (ley del talión), que condena al culpable a ser castigado de la misma forma que cometió el crimen, sobre todo en el caso de asesinato, Riad se apoya en numerosos versículos del Corán, el libro sagrado de los alrededor de 1.300 millones de musulmanes del mundo.

Los comunicados para anunciar la ejecución de personas se refieren habitualmente a versículos del libro sagrado, uno de ellos en el sentido de que "aquellos que combaten a Alá y son corruptos en la tierra deben ser ejecutados, crucificados, deportados o sus manos y pies amputados".

Otros aseguran a los fieles que "el talión os da vida", en el sentido de que castigar al culpable por el gobierno evita que la familia de la víctima intente vengarse y asesinar a uno o a varios miembros del otro clan.

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