Ang Lee apuesta por el mensaje humano
TAIPEI, CHINA.- El galardonado director de cine taiwanés Ang Lee, autor de Sentido y Sensibilidad y Brokeback Mountain, se ha convertido en un orgullo nacional en la isla que lo vio nacer, pero no deja que su inconformismo o su identificación con Taiwán le impidan conciliar un mensaje positivo sobre la cultura china.
“Soy taiwanés y pienso que muchas veces se trata injustamente a Taiwán en el escenario internacional, pero culturalmente me siento identificado con la cultura china tradicional”, dijo hoy Ang Lee en una conferencia de prensa para los medios extranjeros, en Taipei.
El director de “Lust, Caution” no quiere lanzar condenas contra China o respaldar sin ambages al Gobierno taiwanés presidido por el independentista Chen Shui-bian, y aboga “por hablar a través del arte, porque no se puede captar la riqueza del ser humano sólo la política y las leyes”.
Ang Lee no quiere ser etiquetado y se considera un inconformista.
Sin embargo, no le importa ser un director “que refleja las relaciones humanas en todas sus vertientes: del hombre con la naturaleza, de los individuos entre sí y con la sociedad y sus convenciones, y de sus ajustes, de la necesidad del amor de liberarse de los sentimientos de culpabilidad”.
El cineasta taiwanés, galardonado en Hollywood por su filmes Tigre y Dragón y Brokeback Mountain, espera abrir puertas para otros directores chinos con su último filme Lust, Caution (Deseo, Precaución), con el que ganó este año el León de Oro en Venecia.
“Espero que este filme, con su temática y tratamiento sirva para dar nuevos horizontes en el modo de pensar y en la libertad, y abra nuevas puertas a los directores chinos”, dijo Lee.
Para la edición china de Lust, Caution, el cineasta taiwanés no tuvo remilgos en eliminar escenas sexuales y violentas y en cambiar el diálogo para dulcificar la traición de su protagonista al patriotismo chino, cuando en una joyería avisa a un colaborador de los japoneses de una trampa para asesinarlo.
“Lo más importante es que mi filme se haga y se vea”, subrayó Ang Lee, consciente de las limitaciones políticas en China.
“Desearía que desapareciesen los países y todos estemos en un mundo sin fronteras”, afirmó Lee, entre el fuego cruzado de los cortejos de Taiwán y China a este director nacido en la isla y de padres llegados con el caudillo chino Chiang Kai-shek en 1949.
Lee repite muchas veces su lucha por liberar al individuo de las convenciones y no dejar que caiga bajo “la ley y la moralidad”, pero como muchos otros revolucionarios de la historia está dispuesto a vivir una vida aparentemente apacible y a no crear conflictos con el poder.
Su visión artística también refleja esta actitud iconoclasta pero embutida en guantes de seda. “Lo humano no es blanco o negro sino complicado, las visiones puramente positivas o negativas hacen injusticia a la realidad, hay que expresar lo que hay en el subconsciente pero no de un modo muy abstracto que nadie entiende, sino adoptando un camino intermedio”, dijo el cineasta, que se considera un “contador de historias”.
En sus filmes, después de crecer en Taiwán en un ambiente de represión y melodrama, busca expresar con sentimiento y arte la distorsión y el conflicto de las relaciones humanas y adopta con frecuencia un punto de vista femenino.
“El melodrama es muy asiático y el punto de vista femenino es muy enriquecedor”, explicó Ang Lee, “en una situación de patriotismo en que una mujer debe enfrentar un conflicto amoroso, para reflejar esos sentimientos sólo cabía el melodrama”.
El director taiwanés, tras su éxito en Asia, tiene muchas esperanzas en que los europeos den una mejor acogida que los estadounidenses a su filme “Lust, Caution”, y su primera escala en el continente será Madrid, donde llegará el martes.