Arturo Damm Arnal, economista, declaró que México debe abrir sus puertas a la inversión privada para lograr la competitividad que tanto se desea a nivel mundial. (Fotografía de Ángel Padilla)
TORREÓN, COAH.-Arturo Damm Arnal, economista y profesor de la Universidad Panamericana, manifestó ante industriales de La Laguna que la competitividad siempre es un tema oportuno para México, ya que hay mucho por hacer por encontrarse el país en los últimos lugares en el mundo.
En el marco del undécimo Encuentro de Comercio Industrial Intercit 2007 y previó a su exposición con los empresarios laguneros, el economista aclaró primero que es necesario distinguir lo que es la competitividad de empresa y de país.
Declaró que México es una nación poco competitiva y que esta se mide de acuerdo a su capacidad para atraer, retener o multiplicar el capital. Dijo que para ser un país altamente competitivo es necesario que el Gobierno ofrezca reglas del juego muy claras, en donde se garantice la libertad de la inversión y comercialización, así como el derecho de propiedad.
Reconoció que dentro de este tema el país deja mucho que desear con la reciente reforma fiscal, ya que coincidió con los especialistas que “es una reforma para incrementar los impuestos para los mismos causantes cautivos”.
Reiteró que esta Ley fiscal “es un claro ejemplo de lo mucho que falta por hacer en México”, ya que ante la posibilidad de que el Ejecutivo Federal proponga un aumento de impuestos para el siguiente año, y sea aprobado por los legisladores, genera una inseguridad para el empresario, la imposibilidad de poder planear no más allá de 12 meses.
“Esto genera inseguridad, desconfianza para el contribuyente el no saber el limite de cobrar impuestos en el país”. El economista manifestó sin dudarlo que falta mucho para México sobre la claridad en las reglas del juego, lo cual ofrezca una economía segura y confiable.
Los monopolios
Declaró que otro elemento que resta competitividad al país es la operación de grandes monopolios en sectores estratégicos, como lo es en comunicaciones y transportes, así como en energéticos, ya que no existe un incentivo para ser más eficientes y productivos.
Los nombres de Telmex, CFE, Luz y Fuerza y PEMEX fueron señalados, inclusive Damm Arnal dijo que en muchos estudios sobre competitividad a nivel mundial México ocupa los últimos lugares. “Estamos reprobados y ocupamos los últimos lugares en el mundo”.
Y las empresas...
Sobre la competitividad de las empresas mexicanas, el economista reconoció que existen muchos casos de éxito, en donde el empresario nacional ha demostrado una elevada productividad y eficiencia con sus productos y servicios en el mundo, sin embargo, también señaló que existen negocios que no lo son por considerarse ramas estratégicas para el país.
El sector energético es un monopolio que no tiene porque ser competitivo, apuntó Damm Arnal, por lo que recomendó al Gobierno para elevar este grado de eficiencia en todas las actividades productivas en abrir los mercados y sectores productivos del país a la inversión privada.
Dijo que lo óptimo sería abrir las fronteras e importar todo tipo de productos que se necesiten. Para ello, propusieron cambios en la Constitución del país, sin embargo, apuntó que existe una oposición a esta postura por los intereses creados alrededor un monopolio.
Los dos grandes obstáculos que ve para lograr una mayor competitividad son: el ideológico y los intereses creados. La primera, explicó, es la creencia de que por ser sectores estratégicos deben estar en manos del Gobierno, sin embargo, ello no garantiza una gasolina barata sino se permite traer de otros países el combustible más barato para competir con el mundo.
El segundo, los intereses creados, se observa en sectores como el de comunicaciones en donde se ha logrado consolidar una gran corporación gracias a la monopolización de los servicios de telefonía o de televisión.
En cuanto a las quejas que manifiesta siempre la Iniciativa Privada, reconoció que es el Gobierno que debe generar las condiciones para que el empresario produzca en niveles de competencia mundial, con servicios públicos a precios competitivos, entre otros.
Sin embargo, critico la falta de visión empresarial de algunas Pymes que son buenas en su oficio, pero que carecen de esta visión de crecimiento.
Para él, lo más adecuado es hacer conciencia en el consumidor final sobre la competitividad de los bienes y servicios del Estado.