Existe una medida de 'trago estándar' que aprueba la Organización Mundial de la Salud. Éste se compone de un máximo de 12 gramos de alcohol puro por copa.
Si se quiere evitar que el alcohol se "suba a la cabeza" (se incorpore a la sangre) es necesario saber cuánto y cómo tomar.
La resistencia al efecto de las bebidas varía de acuerdo con el metabolismo, sexo, talla y peso de cada persona. Por lo general, las mujeres tienen menos capacidad para tomar, porque en ellas, el contenido de agua y sangre resulta menor y por tanto, el alcohol se incorpora rápidamente en la sangre, y, en consecuencia, llega más pronto al cerebro.
Para saber hasta cuánto es sano tomar, se creó una medida de "trago estándar" que aprueba la Organización Mundial de la Salud. Éste se compone de un máximo de 12 gramos de alcohol puro por copa y se mide con respecto al grado de concentración en la bebida.
Es decir, beber un tarro de cerveza con 340 mililitros tendrá el mismo efecto que si se toman 127 mililitros de vino o 40 mililitros de un destilado (vodka, ron, tequila, mezcal o whisky). Esto sucede porque hay bebidas que tienen más alto el porcentaje de alcohol puro que otras.
Cabe aclarar que estas medidas aplican sólo en México, pues en otros países, el grado de concentración del alcohol en las bebidas cambia.
Tampoco se incluyen los tragos adulterados o del mercado informal, pues como no están legalizados ni cumplen con estándares de calidad, el grado de alcohol es incierto y será mejor no ingerirlas.
Es favorable comer algo sólido mientras se toma, pues no llega el alcohol puro al estómago y tarda más en entrar al torrente sanguíneo.
También se aconseja no consumir productos en barras libres (porque no se sabe de cierto qué tipo de alcohol sirven); no adquirir productos en establecimientos del mercado informal o cuyo precio sea notoriamente inferior al normal.
Si se compra una botella en un antro, pedir al mesero que muestre el sello de calidad de aquélla y que la abra en la mesa; una vez terminado el contenido, es prudente solicitar que se destruya el envase para evitar que sea rellenado. Por último, hay que fijarse en el marbete, mismo que garantiza el pago de los impuestos, y en el caso de los tequilas, que sean "100 por ciento agave".
Placer sin drama
Beber puede ser placentero, pero no cuando se hace en exceso. Según el censo de 2000, en México existen 8 millones de alcohólicos y 12 millones más están en riesgo de serlo. De acuerdo con la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios, ahora se comienza a tomar desde los 10 años.
Con el afán de orientar a los jóvenes sobre un consumo responsable del alcohol, la Fundación Pedro Domecq ha iniciado una campaña que incita a la moderación a la hora de beber y a no hacerlo si se va a manejar.
Voceras en la sociedad
Esposas de los directivos de la Fundación Pedro Domecq, preocupadas por el número de accidentes, muertes y desastres debidos al consumo excesivo del alcohol, han decidido impulsar campañas y acciones que hagan conciencia entre los jóvenes sobre este grave problema.
Entre ellas están Rebeca Pérez de Besil, Lourdes Pozo de Bouyra, Beatrice Lebannier, Ximena Talayero de Soriano y Ana Paula de Olavarría, quien explicó que la campaña va encaminada a educar al consumidor en la moderación. "En países europeos, se consumen 20 litros per cápita anuales y en México cuatro, pero aquí se ingieren en periodos cortos y eso es lo que genera tantos accidentes".
En aras de alcanzar la meta, han buscado alianzas estratégicas con empresas que quieran apoyar la campaña. "Tuvimos una ayuda del canal Sony, donde se transmitió un comercial en el que se muestra lo tonto que es beber y manejar, pues son cosas incompatibles", dijo Ximena de Soriano, quien añadió que próximamente se verá el anuncio en algunos cines.
La campaña "O tomas o manejas", en colaboración con la Universidad Panamericana, "intenta reflejar que el abuso en el consumo de alcohol es sicológico. Queremos hacer ver que el líder de un grupo no es aquel que se emborracha, sino el que se divierte siendo responsable y moderado al beber", prosiguió Ximena de Soriano.
Han creado también una escuela para formar meseros y bartenders responsables. "En ocasiones ellos pueden prevenir accidentes u orientar al consumidor, ofreciéndole un vaso de agua, llamando a un taxi si ve que ya no puede manejar, no servirle más alcohol...", comentaron las voceras. Esta escuela ya va en la tercera generación y está avalada por la SEP y la Secretaría de Trabajo.
Por otro lado, aclaró Lourdes de Bouyra, el consumo empieza en casa. "Los padres de familia no deben dar bebidas alcohólicas a menores de edad. Puede darse el caso de que el niño pregunte por qué se lo prohibimos si nosotros estamos bebiendo. A eso corresponde responder que tomar una copa de vino, tequila, es algo que se disfruta mucho, pero ingerida por un menor y en cantidades exageradas, no es recomendable".