En un abierto desafío al presidente George W. Bush, la mayoría demócrata en la Cámara Baja del Congreso aprobó un presupuesto de 124 mil millones de dólares para la intervención militar estadounidense en Irak y Afganistán, pero fijó el 31 de marzo de 2008 como fecha límite para el retiro de tropas.
La votación fue de 218 a 208, con los demócratas como la inmensa mayoría de los votos en favor de la medida, que se espera será aprobada hoy jueves por el Senado pero también que enfrentará el veto del presidente Bush, que ha calificado la legislación como una forma de rendición.
La medida contempla condiciones que el Gobierno iraquí deberá cumplir, como la distribución de los ingresos petroleros y la realización de elecciones locales y el presidente Bush deberá certificar como condición para la ayuda.
De hecho, en los días previos al voto de ayer hubo una escalada verbal en los intercambios entre la Casa Blanca y su principal crítico en el Congreso, el líder de la mayoría demócrata en el Senado, Harry Reid.
La Casa Blanca acusa al Congreso de tratar de “micromanejar” el conflicto en vez de hacer caso a lo que dicen los militares en el terreno, y envió al general David Petraeus, comandante de las Fuerzas Estadounidenses en Irak, para informar al Congreso sobre la situación en ese país y las operaciones militares.
“Compartimos la convicción de que la guerra en Irak no será resuelta militarmente”, dijo la presidenta de la Cámara Baja, la demócrata Nancy Pelosi luego de una reunión de media hora con el militar. Pero cada lado pareció escuchar sólo lo que confirmó sus ideas.
Steny Hoyer, coordinador de la mayoría, subrayó que la información aportada por Petraeus “reforzó nuestra opinión de que la solución en Irak es política” y que las tropas estadounidenses están “en medio de una guerra civil”.