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Arbitrariedades queretanas| Plaza Pública

Miguel Ángel Granados Chapa

No han sido duchos ni transparentes los gobiernos panistas de Querétaro en materia de obras públicas. El gobernador Ignacio Loyola Vera hizo construir un Centro de rehabilitación integral que tuvo que ser demolido el año pasado, por decisión del arquitecto José Luis Covarrubias Herrera, secretario de Desarrollo Urbano y de Obras Públicas del gobernador Francisco Garrido. Aunque se habló de fallas estructurales en la edificación del inmueble y una inadecuada selección del predio en que se alzó, no es posible conocer con precisión las causas de la decisión de echar abajo el Centro porque el expediente está bajo reserva hasta por doce años, lo mismo que 18 expedientes más en ese rubro.

El propio Covarrubias Herrera ha probablemente incurrido en una arbitrariedad al iniciar la rescisión de un contrato celebrado por su dependencia con el arquitecto Teodoro González de León, que ganó en licitación pública la realización del proyecto ejecutivo del Plan Maestro de la ciudad de las artes y del Teatro Metropolitano. Conforme al contrato respectivo, el prestigiado despacho del Premio Nacional de Ciencias y Artes 1982, miembro del Colegio Nacional, hizo entrega de planos y avances del proyecto a partir del 23 de mayo y en las siguientes fechas: 18 de junio, 6, 12, 20 y 27 de julio; 3, 24 y 31 de agosto y 7 de septiembre. La mayor parte de esas entregas han sido recibidas por la secretaría contratante no obstante infundados avisos de incumplimiento de contrato, el primero de los cuales se fechó el 12 de julio. Mañana, 31 de octubre, González de León hará la última entrega, poco antes de la fecha fijada para la conclusión del proyecto, cinco de noviembre.

La desaprensión del Gobierno queretano en este caso se percibió porque en vez de atenerse a los términos de la licitación, hizo firmar al ganador dos convenios, uno que prolongaba el plazo para la realización del proyecto, que originalmente terminaba el 7 de agosto, y otro para reducir el monto del contrato, por más de un millón de pesos. El 16 de julio, un mes después de la segunda entrega de avances, la Secretaría de Obras públicas emitió un primer aviso de incumplimiento, argumentando que no se había respetado el Reglamento de Construcciones del municipio de Querétaro, además del estatal, aplicable en vista de la naturaleza de la obra proyectada, amén de otras observaciones que el contratista consideró no graves y reparables. Además de responder en esos términos al aviso de incumplimiento inicial, el despacho González de León solicitó la revocación del mismo ante la Secretaría de la Contraloría del Gobierno del Estado, que durante semanas dio la callada por respuesta, hasta que el promovente se desistió del recurso de revocación para iniciar un juicio de nulidad ante un juzgado de lo contencioso-administrativo.

Muy rápidamente después del primero, sólo cuatro días después, sobrevino el segundo aviso de incumplimiento, fechado el 20 de julio. Las observaciones eran en este caso tan improcedentes como las del anterior. Por ejemplo, se imputaba desatención al reglamento municipal en cuanto a puertas de acceso, intercomunicación y salida, lo que significaba, interpretó el contratista una puerta de tres metros de ancho, y el proyecto establecía “dos accesos con cuatro puertas cada uno con un ancho total de 7.20 metros…con lo cual se cumple con lo estipulado en el reglamento para salidas de emergencia”.

También se objetó en este segundo aviso el programa arquitectónico para el Teatro Metropolitano, para el cual González de León se hizo asesorar de Alejandro Luna, también Premio Nacional de Ciencias y Artes no sólo por su trabajo como escenógrafo sino como arquitecto de teatros. Presentado ese programa el 27 de febrero fue aceptado el 17 de abril y en él se recomienda diseñar el restaurante conforme a las necesidades del concesionario, que no está determinado, no obstante lo cual se objeta la falta de un diseño acabado de esa porción del teatro. A los reproches de la secretaría, el despacho contestó que “la falta de reuniones consecutivas se ha dado por causas imputables a ustedes, quienes no han elaborado un plan de trabajo al que debamos ceñirnos. Entre otros, no han abierto la bitácora a la que tanto se hace referencia, ni demás planes y proyectos necesarios”.

El primero de agosto la oficina de Covarrubias Herrera emitió un tercer aviso de incumplimiento simultáneamente con el inicio de procedimiento de rescisión, con el argumento de que no se había concluido el proyecto contratado, para lo cual el despacho ganador de la licitación dispone de tiempo hasta el lunes próximo. Contra esa medida se demandó la nulidad ante una jueza que determinó, absurdamente que con ella no se afectaba el interés jurídico de González de León. Ese fallo está en revisión en el Tribunal de lo contencioso administrativo.

Es probable que González de León inicie otras acciones legales para frenar la arbitrariedad del secretario de Obras Públicas, que ha propiciado la intervención del arquitecto José de Arimatea Moyao López en el proyecto del Teatro Metropolitano en que actúa, utilizando un proyecto ajeno, como si se hubiera sentenciado en definitiva la rescisión del contrato.

En rudo contraste con esas actitudes, el Gobierno Municipal de Querétaro asignó de modo directo a González de León el contrato para proyectar el Centro de Congresos y Convenciones. Firmado en abril, nada ha estorbado el desarrollo de lo convenido con el Ayuntamiento.

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