Juan F. Valle se despidió como árbitro central en un partido entre Cruz Azul y Veracruz en el Estadio Azteca en la temporada 1994-1995, después de 30 años de actividad profesional. (Fotografías de Jesús Galindo López y archivo)
Juan F. Valle dejó su huella en el arbitraje nacional.
La Laguna no nada más ha sido semillero de grandes futbolistas, sino también de buenos árbitros profesionales, como fue el caso de Juan F. Valle (QEPD), quien se inició como abanderado en Segunda División en 1966 y llegó a retirarse como árbitro central de Primera División Nacional en la temporada 1994-1995.
Juan Francisco Valle Ramos, su nombre completo, surgió del Colegio de Árbitros de La Laguna, cuando lo dirigía Moisés Hernández, y tenía como sede un despacho del segundo piso del Edifico Hidalgo, ubicado en avenida Hidalgo y calle Treviño de esta ciudad.
Ramón Flores Díaz, quien fuera su compañero dentro del arbitraje profesional, recordó que se iniciaron como árbitros amateurs en 1962, el informante en el mes de agosto y Juan F. Valle en noviembre.
Flores Díaz tenía en ese entonces 28 años de edad y Juan F. Valle 25 años. Ramón lo hizo porque tenía un equipo y quería conocer a fondo las reglas de futbol, ya que en ese entonces podían ser jugadores y silbantes al mismo tiempo.
Ramón contó que a tres años de haberse iniciado como árbitros amateurs, “empezaron a picar piedra” en 1965 para presentar examen, ya que deseaban ser silbantes profesionales.
Aprobaron el examen que les fue aplicado por un enviado de la Comisión de Arbitraje de la Federación Mexicana de Futbol, y fue así como el 16 de octubre de 1966 debutaron como abanderados profesionales en un partido de Segunda División, entre los equipos Laguna y el Puebla en el estadio de San Isidro de esta ciudad, siendo árbitro central Germán Fuentes del Villar. Recordó Ramón que en ese entonces no había designaciones de abanderado uno y abanderado dos, el árbitro central tan sólo les decía qué banda debían cubrir. Flores Díaz señaló que el debut como árbitro central de Juan F. Valle en Segunda División fue en un partido entre los equipos Torreón y Tampico a fines de la década de los años sesentas.
Destacó que Juan F. Valle fue el primer árbitro lagunero en dirigir un juego de semifinal en una Liguilla de ascenso, entre los equipos Correcaminos UAT y Zacatepec en la temporada 1986-1987 en el juego de ida, celebrado en Ciudad Victoria, Tamaulipas.
Juan F. Valle fue también instructor de la Comisión de Arbitraje en la Zona Norte. En reconocimiento a esta labor, el aula de capacitación de la delegación Laguna de árbitros profesionales lleva su nombre. Valle Ramos fue un ejemplo constante de superación, prueba de ello es que asistió a cinco cursos de nivel internacional, cuatro de ellos con Kennet Astor, quien fue presidente de la Comisión de Arbitraje de la Federación Internacional de Futbol Asociación (FIFA), y el restante con John Mouatt, miembro de International Board.
Ramón Flores Díaz comentó que cuando los desaparecidos equipos Laguna y Torreón estaban en Primera División Nacional, tanto Juan F. Valle como él eran tomados en cuenta para ser designados abanderados en los partidos del máximo circuito, pero cuando fueron vendidas las franquicias de ambos clubes, ya no volvieron a ser nominados.
“Haga de cuenta que nos fuimos al descenso, pues nos regresaron a Segunda División, en la cual estuvimos varios años, y cuando Santos Laguna compró la franquicia de Primera División Nacional de los Ángeles de Puebla, volvimos a ser abanderados en el máximo circuito”, contó con ironía Ramón Flores Díaz.
Admitió que a instancias de Marcel Pérez Guevara, ex presidente de la Comisión de Arbitraje, Juan F. Valle tuvo la oportunidad de ser árbitro central en Primera División Nacional y despedirse como tal en el partido entre Cruz Azul y Veracruz en el Estadio Azteca, en la temporada 1994-1995.
Juan F. Valle murió el 13 de marzo de 2006 en esta ciudad, a la edad de 63 años, de los cuales 30 fue abanderado y árbitro central en Primera y Segunda División del futbol mexicano, habiéndose ganado el respeto y reconocimiento de jugadores y directivos de los equipos de ambas ramas, por su honradez y profesionalismo.
