El problema de las especies en peligro de extinción no se reduce al destino de los tigres, los elefantes o los orangutanes. Y si no, pregúntele a un violinista de dónde sale el arco con que ejecuta su instrumento.
Los mejores arcos de violín se fabrican con el pernambuco (pau Brasil), un árbol del bosque húmedo brasileño que ha sido explotado durante 500 años, y que fue en un momento de tal importancia por el tinte rojo que producía que dio su nombre al único país donde crece.
El pernambuco se encuentra entre docenas de plantas y animales en peligro de extinción que figuran en la agenda de la Convención sobre Comercio Internacional de Especies en Peligro, CITES, de 171 naciones, que abre sus sesiones el domingo. Unos 7,000 animales y 32,000 familias de plantas están regulados ahora, incluyendo más de 800 especies cuyo comercio está completamente prohibido.
Los arcos de pernambuco han sido codiciados por los músicos desde la época de Mozart a mediados del siglo XVIII por su calidad de sonido, densidad, colorido cromático y fuerza para mantener la curvatura.
Brasil ha intentado contener la declinación del hábitat costanero del árbol e identificó 189 bosques nacionales y zonas protegidas mientras trata de contener el avance de las plantaciones de azúcar y café, los mineros de oro, los comerciantes de maderas y los ganaderos.
Se necesita mucha madera para confeccionar el arco de un violín: de cada 1.500 kilogramos (3,300 libras), sólo de 100 a 200 kilogramos (220 a 240 libras) son utilizables, dicen los expertos, y el 80% se desperdicia al tallar el arco. El árbol tiene un tronco de sólo unos 4.50 metros (15 pies) de largo, lo que significa que cada árbol sólo puede producir unos pocos.
También está en juego el palo de rosa de Honduras, un árbol que crece en pequeñas zonas de ese país, México, Guatemala y Belice, con el que se confeccionan marimbas de alta calidad.
Y Perú podría enfrentar sanciones por no controlar la exportación de la caoba, que se usa para fabricar guitarras. Un 90% de la caoba de la Amazonia peruana se tala ilegalmente, dijo Kris Genovese, de la organización Defenders of Wildlife (Defensores de la Vida Silvestre).
