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Archivo adjunto| Conflicto panista

Luis F. Salazar Woolfolk

La confrontación actual entre el líder del Partido Acción Nacional Manuel Espino Barrientos y el Gobierno de Felipe Calderón, ocurre en ocasión de la renovación de la dirigencia nacional de dicho partido que tendrá lugar el año entrante.

El pleito no es prematuro ni anticipado como pudiera pensarse, porque en este momento está en marcha el proceso de renovación de los Comités Estatales y el Consejo Nacional del PAN, que son la estructura de la que emanará el resultado final que llevará a Manuel Espino a ser confirmado o relevado en el ejercicio del cargo, que como presidente del Comité Ejecutivo Nacional del PAN ostenta.

El mejor pretexto para justificar su actitud de confrontación e intentar mantener el control del partido a cualquier costo, incluida la violación de estatutos y reglamentos, lo encuentra Espino Barrientos en la presunta salvaguarda de la independencia de su partido, respecto a la intromisión que en su vida interna pudiera intentar el actual presidente de la República, lo que plantearía el riesgo de regenerar el viejo sistema de partido de Estado, pintado en esta ocasión de azul y blanco.

El argumento de Espino es tan inteligente como perverso, porque impulsa la inclinación natural y espontánea que tienen los panistas, a repudiar cualquier intento de manipulación cupular. Basta considerar el ejemplo del propio Calderón, cuya candidatura a la Presidencia vino de atrás y desde abajo, a contrapunto de la influencia que pretendió ejercer a favor de Santiago Creel la oficina del entonces presidente Vicente Fox, por medio del enlace hecho con Manuel Espino, al través de Ramón Muñoz.

Pero éste no es el único ejemplo. Un año antes en 2005, los panistas de Coahuila designaron a Jorge Zermeño Infante como candidato a la gubernatura en contra de las preferencias personales de la dirigente estatal Esther Quintana que apoyaba a Juan Antonio García Villa y los panistas de Torreón se inclinaron por José Ángel Pérez como candidato a la Presidencia Municipal, en contra de la simpatía particular que el líder local Reyes Flores Hurtado, manifestó en su momento por Jesús de León Tello.

Sin embargo, la estrategia de Manuel Espino descansa en una mera tendencia de los panistas mas no en una regla infalible, ya que su mismo arribo a la presidencia del CEN del PAN hace dos años, fue impulsada desde Los Pinos, enfrentando la candidatura de Carlos Medina Plasencia, a quién apoyó Felipe Calderón. Es curioso que la misma ingerencia gubernamental que en aquel entonces ayudó a entronizar a Espino Barrientos como líder nacional del PAN, ahora sea objeto de denuncia y denuesto de su parte.

En efecto, en la actualidad Manuel Espino aduce una presunta intención del Gobierno de Felipe Calderón dirigida a influir en la vida interna del partido y con ello pretende neutralizar todo intento legítimo de disidencia a su propia posición actual (de Espino), así como descalificar cualquiera otra candidatura distinta y contraria a su propia candidatura a permanecer en el cargo, lo que en su oportunidad será reputado (y desde ahora), como una intromisión del presidente Calderón.

El artificio de la posición de Espino y la prueba de que es él, quien ha tomado la iniciativa de generar la confrontación, lo acredita la inclusión en el CEN del PAN, de elementos surgidos del Gobierno de Fox, que son panistas de muy reciente cuño como son los casos de Carlos Abascal y Luis Ernesto Derbez, que ingresaron a dicho partido a última hora, ya como funcionarios del Gabinete foxista.

Estas designaciones podrían verse desinteresadas considerando el prestigio del que gozan los recién nombrados, pero no es el caso, porque tales designaciones se produjeron asociadas a un intento de reaparición de Fox como invitado clave en la inauguración de la sede de la Organización Demócrata Cristina de América, en un momento en que Espino atrajo los reflectores de la atención nacional a dicho evento, en detrimento de una gira del presidente Calderón por Europa.

En un país receloso de los maximatos, los intentos de Espino amenazaron por momentos con causar un choque de trenes al interior del submundo panista. Bastó una llamada telefónica de Juan Camilo Mouriño al ciudadano Vicente Fox para poner a descubierto la maniobra ?espinosa? y el ex presidente decidió no prestarse al juego, ya que se abstuvo de asistir al evento a llenar el momentáneo vacío físico dejado por el presidente Calderón, con motivo de la gira mencionada.

Correo electrónico:

lfsalazarw@prodigy.net.mx

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