El anuncio del Gobierno de Coahuila, según el cual se crea una dependencia estatal en Torreón a cuyo frente estará Eduardo Olmos Castro, preludia una nueva etapa en esa lamentable dinámica de confrontación en la que han derivado las relaciones entre el gobernador Humberto Moreira y diversos sectores de la comunidad.
En un primer acto, el gobernador revela la creación de la dependencia que estará en manos del actual secretario de Obras Públicas. Segundo acto, Eduardo Olmos reconoce que el cargo le ofrece una plataforma de lanzamiento para los próximos comicios municipales; el alcalde José Ángel Pérez previene sobre la utilización electoral de la nueva estructura de Gobierno y pide que al menos Olmos Castro explique en qué situación quedarían cada una de las obras programadas para Torreón y que debieron haber empezado en abril del año pasado.
En el tercer acto, el gobernador regaña a Eduardo Olmos y le advierte que no es aceptable que dirija los reflectores hacia su persona (de Olmos), recordándole quién es: el protagonista único y exclusivo del régimen moreirista.
La idea de crear una estructura de Gobierno regional por encima del Municipio no es nueva. Constituye un intento recurrente desde los tiempos del gobernador Flores Tapia hasta nuestros días, cada vez que el Alcalde de Torreón no es del agrado del grupo gobernante en Saltillo. Sin embargo, cuántas veces se ha ensayado el esquema ha sido fuente de conflictos y como tal ha fracasado tanto en perjuicio de la comunidad como del propio hobernador en turno.
La pretensión de erigir una estructura de Gobierno paralela y en competencia con el Municipio, genera una mayor complicación burocrática y aumenta las instancias intermedias entre Estado y Sociedad, lo que lejos de brindar un mayor control al Gobierno Estatal, se traduce en mayor dispersión e ineficiencia. La solución no está en crear mas dependencias, sino en hacer que funcionen bien las que existen.
Desde el mismo Gobierno se promueve la dinámica de confrontación a la que se hace referencia. Se trata de un estilo pendenciero que se solaza en alentar los pequeños y grandes conflictos de índole diversa que existen en toda comunidad, generando ?bandos? en los que se enfrentan y desgastan sectores y liderazgos sociales en beneficio de una estrategia de control del Gobierno.
La demagogia erigida en política pública apela a los instintos básicos del ciudadano que es reducido a la condición anónima y masiva de ?gente?; la frustración encuentra canales de venganza o desquite de unos contra otros en lugar de construir soluciones para el bien común.
El polémico matrimonio gay como mero tema de propaganda; la reyerta estéril de todos contra todos en torno a la tragedia de Pasta de Conchos; las diferencias entre Estado y Municipio que paralizan la obra pública; el pleito al interior del Consejo de Seguridad y la división en el seno de los organismos empresariales ofrecen botones de muestra. Si se trata de los Festejos del Centenario de la ciudad de Torreón ya existen dos patronatos antagónicos y para colmo, hasta la ubicación de la escultura El Manto de la Virgen, amenaza convertirse en causa de discordia.
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