La iniciativa presentada al Congreso de la Unión por el diputado Carlos Bracho González, tendiente a crear el Estado de La Laguna con los municipios de Coahuila y Durango en la cuenca del Río Nazas, responde a un anhelo romántico y a una lógica tanto territorial como demográfica que si bien son dignos de tomarse en cuenta, no están exentos de obstáculos.
El diputado Bracho ha cumplido con poner en la mesa de las discusiones y en el seno del Congreso, un tema ancestral y recurrente para los laguneros que con independencia de que salga o no adelante seguirá vigente en el ánimo regional mientras que el centralismo de las autoridades estatales haga estragos en la Comarca Lagunera, en términos de iniquidad y abandono.
La realidad es que los fines que persigue la reconfiguración política propuesta por Bracho González, pueden lograrse por cauces distintos a los que resultan de la iniciativa que se comenta, impulsando la tendencia constitucional y administrativa (que ya existe), que busca fortalecer a los municipios y descentralizar el ejercicio del poder y la administración de los recursos hacia los niveles de autoridad más cercanos a la base social.
Una alternativa más realista y a nuestro alcance para el progreso regional, lo encontramos en la actividad planeada y asumida en conjunto en ambas márgenes del Nazas, en relación a proyectos de beneficio integral y que requiere más que nada, voluntad de los actores políticos y sociales para quienes las fronteras formales no deben ser obstáculo. En otras palabras, de nada serviría crear el Estado de La Laguna, si no existe un acuerdo de convivencia basado en la productividad, la seguridad y la justicia, entre los propios laguneros de carne y hueso.
Sin embargo, la iniciativa de Bracho González, dada su condición de diputado del Partido Acción Nacional, ha detonado una reacción inmediata del Gobierno priísta de Coahuila, en virtud de la competencia que sostienen PAN y PRI, en el marco de la cohabitación política en los distintos niveles de Gobierno.
En tal escenario, el gobernador Humberto Moreira Valdés anuncia una iniciativa para desconcentrar el Tribunal Superior de Justicia de Coahuila, mediante la creación de una Sala integrada por tres magistrados, que conozca en segunda instancia de las apelaciones de las sentencias definitivas dictadas en los juicios civiles y penales, que tenga asiento en la ciudad de Torreón y competencia regional.
Las sentencias de dicha Sala en vía de amparo serían del conocimiento de los Tribunales Colegiados de Circuito del Poder Judicial Federal en la misma ciudad de Torreón en beneficio de los demandantes de justicia y resolvería el cuello de botella en que se ha convertido en perjuicio del Estado de Coahuila en su conjunto, la justicia centralizada que se imparte en Saltillo.
La iniciativa de Moreira va a la zaga de la desconcentración del Poder Judicial Federal, que desde hace años tienen los tribunales Colegiados tanto en Torreón como en Saltillo. La propuesta de Moreira Valdés tampoco es nueva, al igual que la idea del Estado de La Laguna forma parte de un reclamo ancestral de los laguneros en pos de la descentralización y hoy es sacada del congelador para neutralizar el efecto mediático que tuvo la iniciativa lanzada por el diputado panista Bracho González.
Con una clase política pronta para asumir posición en los medios de comunicación, pero lenta para aterrizar en la realidad los beneficios del trabajo concreto, no se sabe que esté más lejano, si la creación del Estado de La Laguna o el mejoramiento de la impartición de justicia en Coahuila.
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