El día de hoy asumen el poder los nuevos alcaldes de los treinta y nueve municipios en todo el estado de Durango. Sin sorpresa mayúscula alguna, salvo quizá el triunfo de Carlos Aguilera en Lerdo arrebatándole el poder al bastión panista en toda la entidad, los resultados y los nuevos gobernantes estaban ya predestinados.
Siempre los cambios generan esperanzas y aunque los ciudadanos hemos vivido en casi todos los casos que esa esperanza no toma mucho tiempo para convertirse en desilusión, ahora hay un elemento distinto que tal vez influya para que los nuevos alcaldes tengan un motivo para esforzarse a realmente tener una destacada actuación de cara a la ciudadanía, específicamente en el caso de nuevos presidentes municipales de las dos principales ciudades del estado: Durango y Gómez Palacio, la posibilidad real de Jorge Herrera Caldera en la capital y Ricardo Rebollo Acosta en La Laguna, puedan aspirar a convertirse en el sucesor de Ismael Hernández Deras.
Ése es el elemento a destacar sin duda y aunque parezca peyorativo para los nuevos ediles no destacar sus planes inmediatos cuando asuman su función con plenitud, es una realidad que ambos son alfiles clavados del primer priista del estado y siendo Durango un lugar donde la real alternancia no ha llegado, estamos hablando entonces del poder omnipotente de Hernández Deras, que ha decidido fortalecer a dos cuadros de perfil parecido para que lleguen a ocupar la silla que el propio gobernador dejará de calentar dentro de tres años.
Los dos son personas de perfil parecido: jóvenes, frescos, emprendedores. Pero los papeles que van a jugar son muy distintos en la silla de la presidencia. En la capital, los alcaldes son tradicionalmente una especie de gerentes de plaza, cuando ejecutivo estatal y el presidente municipal provienen de un mismo partido político. Es casi imposible humanamente evitar la tentación del gobernador de entrometerse y mandar sobre asuntos que le competen estrictamente a los municipios capitalinos, pero cuando se es el más poderoso políticamente, es casi imposible utilizar los poderes de facto para controlar a quien esté ocupando el palacio municipal. De hecho, la aparente buena labor y talento demostrado por el alcalde saliente Jorge Herrera Delgado, se pierde ante la influencia del poder constitucional y de facto del gobernador Hernández. Ésa es la condición que habrá de capotear Herrera Caldera, pero es un hecho contundente que él es un predilecto del dedo electoral mayor en todo el estado y que su alcaldía tendrá que ser de relumbrón para continuar por el camino que parece ya trazado: la gubernatura.
Rebollo Acosta tiene una condición específica. Asume la presidencia de Gómez Palacio en medio de una decepción generalizada de la Administración que termina. Octaviano Rendón deja a la comunidad gomezpalatina con muchos sinsabores, tan es así y aun cuando el PRI y las fuerzas entendieron que Rebollo era el elegido para ser el nuevo edil, la elección terminó siendo mucho menos aterciopelada de lo que se esperaba. Ricardo Rebollo, que necesariamente sabe que tiene una luz encendida para aspirar a suceder a su amigo Ismael, se hará mucho más visible y la opinión pública y los propios intereses de grupo involucrados, le exigirán ser un Gobierno mucho más transparente, eficaz y decente.
Por estas condiciones, se puede pues esperar mejores desempeños tanto en el equipo de Herrera Caldera como de Rebollo, que hoy inician su presidencia pensando en la grande. Ojalá que sus sueños por seguir creciendo, repercutan en mejores obras y acciones para los municipios que gobiernan.
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