El guionista mexicano afirma que teme que llegue el momento que no tenga nada más qué contar.
El escritor, guionista y ahora director mexicano Guillermo Arriaga afirmó que echa de menos escribir novelas y que vive aterrado porque llegue el momento “en que no tenga nada más que contar”.
Arriaga sostuvo la noche del viernes una conversación con su colega estadounidense Paul Auster en la Donnell Library de Manhattan en el marco del festival Voces del Mundo organizado por el PEN Club que se celebra estos días en Nueva York. Ambos comparten la pasión por la literatura y el cine y durante una hora hablaron ante un abarrotado auditorio de su trabajo como escritores, guionistas y directores, sus miedos o la muerte.
Arriaga recordó que publicó su última novela en 1999 y que “echo de menos escribir”. Apuntó que ya se está planteando “retirarme del cine y volver a hacer sólo novelas”.
Indicó que empezó escribiendo “cartas de amor a los 10 años”, una vocación que no ha abandonado desde que le diagnosticaron una enfermedad de corazón en la adolescencia que le apartó de una incipiente carrera como boxeador.
Comentó que “la escritura viene de un lugar que nadie sabe dónde está. El escritor se acerca al abismo, ve la muerte y la oscuridad y regresa para contarlo”. “Yo escribo todos los días, incluso en Año Nuevo, porque no sabes cuando esto se puede acabar, tengo una furiosa necesidad de hacerlo”, señaló Arriaga.
El autor confesó que “vivo aterrado porque llegue el momento en que no tenga nada más qué contar”.
Auster, quien también se ha puesto detrás de la cámara con guiones suyos como Smoke, Lulu on the Bridge o Blue in the Face, afirmó que “todo escritor vive con ese miedo”.
“Yo tampoco sé porque tengo esta compulsión por escribir, no lo entiendo, es un lugar del inconsciente al que no tengo acceso”, afirmó el autor de novelas como Mr Vertigo o Trilogía de Nueva York.
Sobre su incursión en el mundo del cine, señaló que “me recarga las pilas porque escribir es un oficio muy solitario y cuando ruedo trabajas en equipo, es diferente”.
Arriaga no dudó en pedirle consejos para tener éxito en el salto de la literatura al celuloide. “Lo más difícil es decir corten. Que no se te olvide decir acción pero sobre todo corten”, bromeó Auster cuyo último proyecto se titula The Inner Life of Martin Frost.
Manifestó que a la hora de ponerse detrás de las cámaras “no hay reglas, es una cuestión de sentimientos. Cuando ruedo tengo ya la película en la cabeza, tengo muy claro qué escenas quiero”.
En una animada charla salpicada de anécdotas personales, los dos autores recordaron su infancia y su adolescencia y hechos que les han marcado, sobre todo relacionados con la muerte.
Auster rememoró cuándo vio morir a un amigo de apenas 14 años en un campamento de verano o lo que sintió cuando le dio con 50 años un ataque al corazón estando en su casa.
Arriaga narró con crudeza la violencia con la que creció en la Ciudad de México –“solía llevar siempre un cuchillo, he sido muy violento, que es la mayor estupidez que puede hacer un ser humano”-, rodeado de destrucción y peleas. “Lo peor que puedes hacer con el dolor es desperdiciarlo. La muerte se presenta ante nosotros todos los días”, manifestó el mexicano.