Parte segunda
¿Quién le quita las cien máscaras al actor?
Elena Poniatowska
La verdad es que ando volando alto, bien chido. La respuesta a mi colaboración anterior fue muy positiva -yo creí que me la iban a refrescar- y por ello he decidido dar respuesta a otras interrogantes que, por angas o mangas se habían quedado en el tintero. Ignoro si es curiosidad ante lo imberbe y descarriado que puedo ser o si en verdad el lector intenta satisfacer alguna morbosidad académica/política (je je je), pero lo cierto es, que sí soy medio polémico y eso me trae re divertido. Quiero en especial agradecer el correo electrónico de mi querido Fernando Llama Alatorre, hombre pensante, sí los hay. Fernando: tu pregunta se queda entre nosotros y prometo darle respuesta cuando consiga que Jaime Mausán me eche una manita en pro de su barroca solución. Es que está en chino compadre…
¿Cuál de tus entrevistados te supuso la mayor de las sorpresas?
Roberto Madrazo Pintado. Lo entrevisté después de un debate durante la pasada campaña y debo confesar que lo hice siguiendo órdenes y de muy mala gana (a ello súmenle descomunal cruda por ingestión de cierta bebida de dudosa procedencia). En mis colaboraciones me había expresado fatal sobre este político y al conocerlo, dicha opinión cambió radicalmente: el señor es un seductor nato, hizo de su servidor lo que le dio la gana. (Decir que hizo de mí lo que quiso, es un concepto ancho como la mar).
Eso sí: nadie le quita lo mañoso y cuestionable, sin embargo admiro sus virtudes por más que los vicios salten a la luz. ¿Será que todos los malosos son simpáticos hasta decir basta? Digo, pregúntenle a quien quieran: nadie más encantador que Carlos Hank González, pocos con la suavidad de trato de Don Fernando Gutiérrez Barrios.
De ahí mi urgencia por hacer “migas” con el diablo y pasar un ratito a su lado: afrodisíaco más potente que el peligro, ¿cuál?
¿Cuál es la lectura que no puedes dejar a un lado?
La revista semanal del periódico El País. Pocos medios tan plurales, confrontativos y bien estructurados. El País es y seguirá siendo el espejo de una España a la cual admiro, pues a partir de la guerra más cruenta, la civil, el odio en grado superlativo entre hermanos supo construir un sistema democrático donde hoy caben todas las voces y existe una verdadera oposición. Cuando pienso en España inmediatamente me viene a la mente la situación mexicana: la oposición -hablo muy en particular del PRD- se encuentra secuestrada por una serie de personajes que ni Federico Felini hubiese podido inventar en sus mayores horas de alumbramiento. ¿Hasta cuándo vamos a permitir que dividan a México con sus acciones injustificables? Me cae que somos una sarta de dejados.
¿A quién te urge entrevistar y a quién no entrevistarías por nada del mundo?
Iría corriendo a ver a Onésimo Cepeda: casi nadie me intriga como él. Su cinismo es de admirarse: no le teme a los cuestionamientos fuertes, hace lo que le da la gana y su doble vida llama la atención. Por un lado se asume como hombre de Dios y pregona sobre el hambre y la desigualdad y por el otro bebe Petrus, juega golf y tiene puros amigos poderosos. Hará bien o mal, pero a la larga tiene los tamaños para no andarse escondiendo como tantos lo hacen. Lo tengo en la mira desde hace tiempo y no les sorprenda que algo haremos con su Excelencia el Obispo de Ecatepec. ¡Qué bien me cae el hombre!
Ni pagado -y ello es un decir ya que esta chamba no se caracteriza por hacer rico a quien la ejerza- platico con el Sub Comandante Marcos. Digo, si de payasos se trata me sale más barato el encuentro con Cepillín; si de divas hablamos, la última y verdadera, María Félix, hace rato que colgó los tenis.
Pocos hombres tan incongruentes, fantoches y chocantes como Marcos. Que vaya a verlo Don Julio Scherer, gran entrevistador, experto en comprar pleitos ajenos. ¿Y si me obligan? cambio de giro y le pido chamba a Montiel: algo sé de la compra y venta de bienes raíces.
¿Con quién te correrías una bohemia interminable?
Con tres buenos elementos: una botella de tequila, la guitarra de Beatriz Paredes y la voz de Tania Libertad. Sin temor a exagerar me asumo como un amante de la música; sin ella nunca hubiese podido sobrevivir las horas bajas ni gozar la felicidad del modo en que lo he hecho. Lo fantástico de vivir radica en lo simple, en lo que no cuesta dinero.
¿Cuál es tu peor culpa?
La culpa es un concepto judeocristiano que no sirve de nada. Hay que conducir nuestras vidas sin arrepentimiento, jamás anclarse en el pasado. Debemos perdonarnos a nosotros mismos, para así ser capaces de perdonar a los demás. Yo expío mis errores a diario: inexistentes son las facturas pendientes.
Últimamente escribes poco de política…
Sí, la verdad me tiene un poco harto el tema. Aunque en el fondo me fascina y por evidentes razones debo estar al día, siento que nada mal nos cae explorar otros temas de igual modo interesantes. En la página editorial contamos con analistas de primera línea, de ahí el que yo deje de hablar de la política, no supone ninguna clase de vacío; pensar de otro modo sería ególatra y estúpido de mi parte. ¿Me estás oyendo Jorge Castañeda? Ya lo dije hace unos meses: de mi columna se puede esperar cualquier cosa, buena o mala, pero al final diferente. La prerrogativa del lector está en decidir seguirme o no; ojalá lo hagan. En honor a la verdad el rating no lo es todo: hago lo mío por satisfacción personal.
Tu peor travesura ya de grande…
Soy muy bueno fingiendo otras voces, me encanta cotorrear gente por teléfono. A una tía la tuve media hora vendiéndole una enciclopedia; a un cuatacho le ofrecí chamba como asistente de Carlos Slim. ¡Y lo voy a seguir haciendo! llevo a un niñote dentro y nunca lo voy a perder.
¿Te importa el qué dirán?
Estoy curado de espanto en ese sentido. Que le vayan a colgar milagritos a otro santo: en mi atril ya no nos damos abasto.