Astrid Hadad tiene para todos

El Siglo de Torreón

CIUDAD LERDO, DGO.- La llaman la bruja posmoderna, la creadora del heavy nopal, la mamá de los tarzanes. Astrid es polifacética, alocada, directa, pero también inteligente y sumamente comprometida con su país.

Ya tiene 25 años de carrera, de llevar la canción mexicana por el mundo, pero salpicada de un show político y de sus propias ideas. En realidad no sale mucho en televisión, ¿por qué? Por no tener pelos en la lengua.

“De alguna manera me han marginado en la televisión por lo mismo, porque soy alguien que no se calla. Y sí hay qué reconocer que si no sales en la tele estás condenada a poca audiencia en tus espectáculos, pero tampoco me importa. Llevo 25 años y con la tele y sin la tele soy de las artistas independientes que no han dejado de trabajar”.

Con su peculiar honestidad y sencillez, Hadad lamenta que muchos crean que su propuesta es intelectual, sin embargo sí la define popular e inteligente. “Muchos creen que lo inteligente es tener a una cantante de ópera, que eso es lo cultural, cuando la cultura también puede ser popular, es un arte y es inteligente”.

Siempre ha sido modesta, pero el domingo al mediodía se hinchó de orgullo y no pudo dejar de presumir algo que la tiene bastante contenta: Philippe Decouflé, coreógrafo considerado como uno de los máximos exponentes de la danza-teatro contemporánea francesa, dedica su más reciente espectáculo titulado Sombrero a la “reina del cabaret político mexicano”, o sea ella. “Es mi coreógrafo favorito... yo no sabía que me conocía, yo nunca me he ganado un premio pero fue como si me hubieran dado el Premio Nobel cuando me mandaron el programa donde decía eso”.

Astrid recién terminó el disco titulado Pecadoras, y está trabajando en otro compacto. Dice estar viviendo un momento de total plenitud artísticamente hablando, además de que está viviendo un proceso fuerte con su voz, pues está descubriendo todos los alcances que puede tener.

Es guadalupana por convicción, pero está totalmente en contra del poder que le están dando a la iglesia en los asuntos políticos. Astrid es de izquierda, pero no se inclina hacia un partido en particular, ella vota por la persona. Desde las elecciones pasadas se decepcionó por que no se le dio oportunidad a una mujer de llegar a la silla presidencial. “Los hombres bastante lo han robado y empobrecido (al país), y no han empobrecido sólo nuestros bolsillos sino también las mentes porque la educación cada vez es más lamentable, el nivel es bajo y eso les conviene a nuestros políticos, por eso no hay reformas reales y mientras más estúpido tengas al pueblo más fácil pueden robarle lo que quieran”.

Regresar a actuar en televisión la verdad no le gustaría pues eso implica descuidar su carrera como cantante. El cine sí le llama la atención pero no ha tenido acercamiento con directores, “y la verdad ni me van a hablar”.

Regresa el cabaret

Esa imagen correspondía al del México furtivo de los cabarets de antaño, al de las artistas de extravagantes vestuarios y sensualidad extrema; al espectáculo que combina comedia, música, danza, teatro y comentarios pícaros e hilarantes...

Astrid Hadad convirtió La Plaza Principal el domingo por la noche, en uno de los cabarets creados a finales del Siglo XIX donde el público acostumbraba a reclamar shows atrevidos en todos los aspectos, ya fueran temas políticos o sexuales.

Tal cual, sin prejuicios, inteligente y con una creatividad increíble, Astrid presentó el show titulado La Cuchilla, prácticamente el mismo que en octubre pasado ofreció en el Teatro Isauro Martínez y que estuvo conformado por sus canciones predilectas, cada una acompañada de un vestido que competía con el anterior en ser el más disparatado y simbólico; y claro, siempre salpicados con crítica política, social y feminista que en todo momento provocó que alguien riera sin parar o se moviera incómodo en su asiento.

Y no era para menos; el atrevimiento, la imaginación, el humor, el hablar de un México tomando los valores que le enseñaron siempre, Hadad criticó todo: desde los políticos que se reciclan en payasos, hasta la construcción del muro de la vergüenza aceptado por Mr. Bush... incluso le dedicó el tema María Cristina (pero con sus respectivos cambios de letra) y le hizo saber que a los mexicanos les sobra ingenio y que con todo y su murito van a seguir cruzando.

Secundada por Los Tarzanes (su banda), la originaria de Chetumal hizo gala de su heavy nopal y de todo su ingenio al cantar El Charro Morado, Se Dice de Mí (tango utilizado en Betty La Fea), Pecadora, La Tequilera y, por supuesto El Calcetín; temas en donde cada una de sus interpretaciones aludían a historias en cantinas, idilios de meseras con clientes en fondas, amores que nacen y terminan, la condición sumisa y aceptada de la mujer mexicana por la eternidad, el masoquismo, los amores llevados al extremo por mujeres ladinas, el tequila como remedio a todos los males, y hasta sufrir como un desdichado calcetín.

Durante los poco más de 90 minutos que duró el espectáculo, Astrid Hadad lo mismo armó una fiesta con confeti, llevó a la gente a dar un paseo por Xochimilco, que se transformó en la Estatua de la Libertad. Ideologías, pensamientos, conceptos, costumbres mexicanas fueron transmitidos en un lenguaje universal que terminó a las 10:40 de la noche y que dio por terminadas las actividades del Tercer Festival Internacional de las Artes.

Las frases

A lo largo del espectáculo, Astrid Hadad arrancó sonoras carcajadas con frases como estas:

- “Conmigo sí va a haber cambios esta noche”.

- “...Ya sé que aquí son panistas pero no son mochos, y me da mucho gusto”.

- “Visite Estados Unidos antes de que Estados Unidos lo visite a usted”.

- “Si yo fuera tú, me enamoraría de mí”.

- “En México reciclamos todo, hasta los políticos en comediantes...”.