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Asume Nicolas Sarkozy la Presidencia de Francia

TRASPASO DE PODERES | CONCLUYE EL GOBIERNO DE JACQUES CHIRAC TRAS DOCE AÑOS

El presidente electo de Francia, Nicolas Sarkozy (derecha) saludó ayer al presidente saliente Jacques Chirac a su llegada al Elíseo de París, Francia, antes de la ceremonia de traspaso de poderes. (EFE)

El presidente electo de Francia, Nicolas Sarkozy (derecha) saludó ayer al presidente saliente Jacques Chirac a su llegada al Elíseo de París, Francia, antes de la ceremonia de traspaso de poderes. (EFE)

EFE

Promete el nuevo presidente actuar rápida y audazmente a fin de preparar a Francia para una nueva era.

El conservador Nicolas Sarkozy sucedió ayer a Jacques Chirac en el Elíseo, con una promesa proclamada de unión y apertura, de “romper” con el pasado y actuar rápida y audazmente a fin de preparar al país para una nueva era.

Diez días después de ganar las elecciones, Sarkozy, de 52 años, asumió el cargo en una solemne ceremonia de traspaso de poderes con su ex mentor Chirac, que duró en torno a una hora.

El desde ayer vigésimo tercer presidente de Francia y sexto de la V República se unió a los aplausos del personal del Elíseo para despedir a Chirac, que pasó página a sus doce años en la Presidencia y más de cuatro décadas en la política.

Antes, Chirac, de 74 años, había dado la bienvenida al pie de la escalinata del Palacio a su sucesor, que recorrió la larga alfombra roja del patio de honor ante la Guardia Republicana.

Los dos se reunieron posteriormente para que, como es tradicional, el presidente saliente entregara al entrante los códigos de activación del arsenal nuclear de Francia.

Después de un largo apretón de manos con Chirac, con el que intercambió unas palabras en el patio y de aplaudirle, en un gesto inusitado, antes de que éste subiera al coche que le devolvió a la vida privada, Sarkozy fue proclamado oficialmente presidente de Francia y recibió el Collar de Gran Maestro de la Legión de Honor.

Luego pronunció su discurso de investidura ante altos cargos, miembros del cuerpo diplomático y su familia, su esposa en segundas nupcias, Cecilia, a la que dio un beso, el hijo de ambos, Louis, de diez años y los dos hijos y dos hijas que tuvieron respectivamente en sus primeros matrimonios.

La alocución chocó con la cordialidad de su despedida a Chirac, ya que fue, indirectamente, una acérrima crítica de la política de éste y del estado en que ha dejado a Francia.

Sarkozy, que durante la campaña electoral preconizó la “ruptura”, desgranó ayer doce exigencias, después de afirmar que piensa “con gravedad” en el mandato que le ha dado el pueblo francés y a la “exigencia tan fuerte que no tengo el derecho de decepcionar”.

EXIGENCIAS

Una exigencia de “unir a los franceses”, de “respetar la palabra dada y cumplir los compromisos porque la confianza nunca ha estado tan quebrantada y frágil” y una exigencia “moral porque nunca la crisis de los valores ha sido tan profunda”, afirmó Sarkozy.

También la exigencia de “rehabilitar los valores del trabajo, esfuerzo, mérito, respeto”, una exigencia de “tolerancia y apertura, porque nunca la intolerancia y el sectarismo han sido tan destructores” y “una exigencia de cambio, porque nunca el inmovilismo ha sido tan peligroso para Francia” en este mundo en plena mutación, donde “todo retraso puede ser fatal”.

A renglón seguido, Sarkozy citó la doble exigencia de “seguridad y protección, porque nunca ha sido tan necesario combatir el miedo del futuro” y de “orden y autoridad, porque hemos cedido demasiado al desorden y la violencia”.

Existe también, según él, la “exigencia de resultados, porque los franceses están hartos de que nada mejore en su vida cotidiana”, la de justicia, dado el sentimiento “tan fuerte de injusticia”, de sacrificios “no repartidos equitativamente”, de derechos “no iguales para todos”.

Finalmente se refirió a una “exigencia de romper con los comportamientos del pasado (...) y el conformismo intelectual, porque los problemas a resolver nunca han sido tan inéditos”.

Sarkozy prometió cumplir “escrupulosamente” el mandato que le ha dado el “pueblo” para los próximos cinco años.

También prometió velar por “el respeto de la autoridad del Estado y su imparcialidad”, construir una “República fundada en derechos reales y una democracia irreprochable” y defender “la independencia e identidad de Francia”.

En una breve alusión a la política exterior, dominio reservado del jefe de Estado, Sarkozy dijo que luchará por “una Europa que protege, porque es el sentido del ideal europeo”.

Después de almorzar en familia en el Elíseo, Sarkozy subió los Campos Elíseos de pie en un descapotable hasta el Arco del Triunfo para la tradicional ceremonia ante la tumba del Soldado Desconocido y luego ante las estatuas de Charles de Gaulle y Georges Clémenceau, antes de acudir al Bosque de Boulogne para un inédito tributo a 35 jóvenes resistentes fusilados por los nazis en 1944.

ENFRENTA SARKOZY PRIMERAS PROTESTAS

Aproximadamente mil estudiantes se manifestaron ayer contra el nuevo presidente francés Nicolas Sarkozy, quien fue investido para un mandato de cinco años.

El grupo más numeroso se concentró por la tarde en la Plaza de la Bastilla y en la del Ayuntamiento de París, en dos concentraciones organizadas por grupos radicales de izquierda y por la Red Educación Sin Fronteras.

En las dos manifestaciones participaron estudiantes de secundaria, universitarios, simpatizantes de la izquierda, de extrema izquierda y de anarquistas, así como padres de estudiantes que se encuentran en situación migratoria ilegal.

“Tenemos motivos para estar revueltos contra la miseria, la opresión y la represión”, afirmaba la banderola que presidía el cortejo que estuvo rodeado de un fuerte dispositivo policial.

Fuentes de uno de los grupos de estudiantes describieron la concentración como una manifestación “preventiva” ante los planes de Sarkozy de reformar el sistema educativo galo, en particular el universitario.

“Mejor vale prevenir. Los estudiantes de secundaria contra las reformas de Sarkozy”, señalaba una de las pancartas de los manifestantes, un grupo mucho más pequeño que el esperado inicialmente.

Una de las manifestaciones fue convocada por agrupaciones de estudiantes de cuatro universidades integradas por militantes de extrema izquierda en su mayoría.

‘Un político que nunca descansa’

Hay dos momentos cruciales en la formación de la imagen de Nicolas Sarkozy, de Francia, dos episodios que demuestran hasta qué punto es capaz de saltarse todos los obstáculos que se crucen en su camino. Sus primeras imágenes públicas provienen de junio de 1975 cuando, durante un congreso gaullista, le dieron la palabra como telonero durante dos minutos. Pero se saltó las normas. Habló durante diez minutos y fue en ese momento cuando Jacques Chirac le fichó. En su discurso de Niza, aquel joven de 19 años, con el pelo largo, pronunció una frase que podría pertenecer a cualquiera de los mítines de su campaña: “Ser un joven gaullista es ser un revolucionario, pero no a la manera de aquellos que son profesionales de la manifestación”.

El otro episodio podría pertenecer a una película policiaca. En Neuilly-sur-Seine, una acomodada localidad situada junto a París de la que ha sido alcalde durante dos décadas y en la que empezó su carrera política como concejal a los 22 años, se produjo una toma de rehenes en 1993. Sarkozy abrió los informativos porque negoció directamente con el secuestrador, cargado de explosivos y llegó a entrar en la escuela. La Policía aseguró entonces que hizo todo lo que no había que hacer en un secuestro, se la jugó, pero las cosas salieron bien y su imagen pública se vio muy reforzada.

Nadie le puede negar a este político conservador, parisiense de 52 años, su determinación. Es la primera vez que alguien con orígenes extranjeros llega a la Presidencia de la República francesa: su padre era un exiliado húngaro que huyó del comunismo tras la II Guerra Mundial y su abuelo, Benedicte Mallah -una persona que tuvo una enorme influencia en su formación después de que su padre les abandonase-, un judío sefardí de Salónica. Aunque procede de una familia burguesa y se crió en barrios acomodados, no estudió, como muchos dirigentes franceses, en las grandes écoles o en la ENA (Escuela Nacional de la Administración), que ha formado generaciones de políticos y funcionarios; sino en la Universidad París X, donde cursó Derecho, tras no poder entrar en Ciencias Políticas.

Es, como escribió recientemente en The International Herald Tribune el gran columnista estadounidense afincado en París, William Pfaff, “una figura digna de Balzac”. “Un aventurero devorado por la ambición que se abre camino en la ciudad y que, gracias a una gran habilidad y una energía inagotable, llega hasta el objetivo que ha perseguido toda su vida. Podría ser un hombre de derechas o de izquierdas, porque su compromiso es con el éxito”, prosigue Pfaff.

“Es hiperactivo, es ambicioso, es un trabajador inagotable, un workalcoholic que nunca descansa”, escribió la periodista Anita Hausser, autora de una biografía de Sarkozy.

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