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Atravesar el mundo con causa, la historia de dos jóvenes

Rob Gauntlett y James Hooper, de apenas 20 años, buscan hacer conciencia en la gente sobre los cambios de clima, el efecto invernadero y todo lo que está afectando al mundo. (El Universal)

Rob Gauntlett y James Hooper, de apenas 20 años, buscan hacer conciencia en la gente sobre los cambios de clima, el efecto invernadero y todo lo que está afectando al mundo. (El Universal)

El Universal

La fuerza motora de Rob y James es las ganas que tienen de que cada vez más gente se una en favor del medio ambiente y de la energía limpia.

Escalar el Everest fue sólo el punto de partida para algo mucho más grande. Rob Gauntlett y James Hooper, de apenas 20 años, están a la mitad de lograr lo que será su gran hazaña: cruzar el globo terráqueo de polo a polo, usando sólo fuerza humana y vehículos de energía limpia.

El objetivo principal de tan largo viaje es hacer conciencia en la gente sobre los cambios de clima, el efecto invernadero y todo lo que está afectando al mundo. Lo que ellos emprenden lo hacen para demostrar a la juventud que nada es imposible.

Su recorrido comenzó en Groenlandia, donde por una alteración del clima, uno de ellos casi se muere. “Como se están derritiendo las capas de hielo por el calentamiento global, hubo un tramo donde el deshielo hizo caer a Rob dentro del agua helada”, comentó Diego González, un joven mexicano que desde Texas se unió al recorrido.

De la gran isla del Ártico se dirigieron a Nueva York, a Washington, a Menphis y luego a Houston. Desde Texas cruzaron la frontera y llegaron hasta Laredo, Tamaulipas. Para ellos fue imposible no hacer una reflexión sobre esta línea divisoria que tantos problemas políticos y sociales ha causado, comentó James Hooper en entrevista.

La expedición durará entre 11 y 12 meses; comenzó en abril y ahora Rob y James están en su día 165 y avanzan hacia América Central.

Los dos amigos, quienes se conocieron en la escuela hace nueve años, han logrado hacer buena mancuerna gracias a que comparten el amor por las actividades de exteriores y de aventura.

Con la práctica en deportes extremos, durante su travesía han aventajado terreno con trineo, velero, ski y bicicleta, pero hay partes que han debido recorrer a pie o nadando.

Al salir de su natal Inglaterra, los jóvenes recibieron un mensaje de apoyo del príncipe Carlos de Gales, quien les manifestó su admiración y les deseó lo mejor.

‘Nada es imposible’

En su paso por la Ciudad de México, se les brindó alojamiento en el hotel Melia (que también los recibirá en Costa Rica, Panamá y Perú) y en la suite que él y Rob ocuparon, James Hooper nos platicó sobre su travesía.

¿Cómo empezó este sueño?

“Cuando teníamos 16 años, Rob y yo queríamos escalar el Everest, pero no teníamos ni el entrenamiento ni el dinero para hacerlo. Practicamos en Los Alpes, luego en expediciones en Pakistán, Nepal... y finalmente pudimos lograr nuestra meta, aunque ya para eso habían pasado tres años.

Cuando regresamos de esa aventura, comenzamos a dar pláticas a jóvenes y les hablamos sobre el cuidado del medio ambiente y la autosuperación. Tratamos de llevar el mensaje de la confianza en uno mismo, con la cual se puede alcanzar cualquier cosa, por difícil que parezca.

Después del Everest, nos quedamos con ganas de hacer algo más grande; ahora el reto era ir de polo a polo. Siguiendo con el ideal de tener un mundo más limpio, decidimos hacer esta travesía por medio de vehículos no contaminantes y con fuerza humana. Esto no lo había hecho nadie y era una buena oportunidad para llevar nuestro mensaje a la gente.

¿Cómo les ha ido en el viaje?

Éste durará 11 meses, quizá 12; es largo, pero ha sido maravilloso. Hemos recibido muestras de apoyo y cariño, los mexicanos son muy hospitalarios, los patrocinadores nos han ayudado bastante y eso significa mucho porque no tenemos suficiente dinero para pagar el viaje.

¿Qué ha sido lo más difícil?

Los cambios de clima son tremendos. Cuando estuvimos en el Polo Norte, el frío nos inmovilizaba brazos y piernas. En el bote nos tocaron tormentas. Al llegar a Estados Unidos, la temperatura nunca estuvo por debajo de los 35 grados. En Texas había cerca de 40 grados; bebíamos hasta 12 litros de agua al día mientras andábamos en las bicicletas.

¿Qué hacen en las “paradas”?

En las grandes ciudades como México, nos detenemos un poco. En estas paradas tenemos la oportunidad de platicar con gente que está en contacto con nosotros. Uno de los fines del viaje es involucrar a cuantos sea posible y tratar de hacerles entender los problemas que estamos enfrentando con la destrucción del ambiente.

“Durante el viaje hemos notado los efectos del calentamiento global y son dramáticos. En los últimos 20 años se han documentado cambios radicales en la temperatura; los océanos de hielo tiene problemas de congelamiento aun en invierno.

“Hemos conversado sobre nuestras aventuras, sobre los lugares visitados y creemos que hemos conectado con mucha gente y ya creen en el mensaje que llevamos. Aunque hay muchos jóvenes en nuestras pláticas, también van adultos y nos da gusto, porque siempre se puede cambiar”.

¿Alguien les ha dicho que este viaje es una locura?

Dicen que es algo loco e imposible de realizar, que deberíamos esperar hasta que seamos más grandes, pero tenemos una responsabilidad social y como en este momento podemos y queremos hacerlo, pues no hay más que decir.

¿Qué te dijeron tus padres cuando les comunicaste que cruzarías de un polo al otro?

Nos apoyaron desde el principio, aunque eso no les quitó la preocupación, porque sabían que íbamos a estar en situaciones riesgosas y en lugares peligrosos, pero creo que la vida se trata de eso. Para vivir hay que tener experiencias y viajar es una de las mejores maneras de aprender.

¿Han visto ya el impacto social de su labor?

Tratamos de hacer nuestro mejor esfuerzo y con ello, el mayor impacto. En nuestro sitio Web se puede ver a miles de personas que nos apoyan. Tenemos un espacio semanal en el canal 13 de televisión en Inglaterra, donde nos ven de cuatro a cinco millones de personas. También en los lugares a donde vamos tratamos de juntar a mucha gente.

¿Qué podría parar este sueño?

Creo que nada. Siempre hay problemas, con el dinero sobre todo, pero también con cada lugar que cruzamos. Nunca sabemos exactamente con qué nos vamos a topar, si va a haber tormentas, inundaciones. En Groelandia, el deshielo nos hizo cambiar la ruta y el camino se alargó, pero así es la vida, sabemos que habrá obstáculos. Uno puede pensar que si el panorama no es como desea, es mejor dejar el plan y parar o buscar la forma de darle la vuelta y seguir adelante, cada quien elige.

James agradece haber tenido la ayuda de patrocinadores. Actualmente son la imagen de un anuncio de Adidas, en el que ambos cuentan su historia y dejan claro que lo que se quiere se puede lograr. El lema que los identifica es “Imposible is nothing (Nada es imposible)”.

En su paso por México visitaron Monterrey, San Luis Potosí, Puebla, Oaxaca y se dirigen a Tapachula, donde cruzarán para Guatemala. De ahí al resto de Centroamérica hasta llegar a Panamá.

Luego enfilarán rumbo a Ecuador, Perú, Santiago de Chile y al final, hasta el extremo sur del continente. Continuarán hacia la Antártida (donde está el polo magnético) y terminarán en Sydney, Australia.

Para seguir el recorrido, las hazañas y aventuras de James y Rob, visita la página www.depoloapolo.com. Una de las formas de ayudarlos es comprar en este sitio muñequeras para limpiarse el sudor.

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