Alcanza ola hasta 10 metros de altura en algunas áreas de las islas Salomón
EFE
Sydney, Australia.- Al menos 15 personas murieron la madrugada del domingo en las islas Salomón como consecuencia de un fuerte terremoto de 8.1 grados en la escala de Richter y una posterior ola gigante, que arrasó varias islas y provocó alerta de tsunami en todo el Pacífico sur.
El jefe del Gobierno de la provincia occidental de las islas Salomón, Alex Lokopio, dijo ayer a la emisora “Radio New Zealand” que han muerto 15 personas.
Alfred Maesulia, portavoz del Gobierno central, indicó que existe un gran número de desaparecidos y calculó que hasta dentro de uno o dos días no dispondrán de información fehaciente sobre víctimas y daños.
Varias islas del oeste el país fueron arrasadas por la ola gigante que formó el maremoto ocurrido a las 6:40 hora local y con epicentro a 45 kilómetros al sur de las Islas de Nueva Georgia, unos 350 kilómetros al oeste de la capital de las Islas Salomón, Honiara y a una profundidad de diez kilómetros.
Nada más ocurrir el sismo, se emitieron alarmas en las Islas Salomón, Nueva Guinea Papúa, Vanuatu, Nauru, Nueva Caledonia, Indonesia, Tuvalu, Kiribati y las Islas Marshall, además del nordeste de Australia y Japón, que fueron levantadas nueve horas después del terremoto.
En Gizo, Lefung y Taro, las localidades más cercanas al epicentro, en el oeste de las islas Salomón, se produjo una ola gigante que en algunas áreas llegó alcanzar los diez metros de altura y destruyó todas las casas de la costa, según explicó un residente no identificado de la localidad de Gizo a la radio australiana, ABC.
El Gobierno advirtió que los daños en la zona son de miles de millones de dólares, dado que Gizo, la segunda ciudad de las Salomón, es un popular destino de turismo local e internacional.
Lokopio indicó que la región necesita suministros de emergencia porque entre tres mil y cuatro mil personas se han quedado sin casa en Gizo, la zona más afectada.
Esa localidad acoge estos días a un gran número de visitantes, por ser época de vacaciones escolares en el país, explicó Robert Iroga, editor del periódico local “Solomon Star”, a la agencia australiana AAP.
Iroga dijo haber recibido llamadas desde islas del oeste del país según las cuales el número de víctimas mortales podría ser muy alto, pues en ellas varios testigos dijeron haber visto cómo el agua arrastraba a numerosas personas.
Las autoridades de la Isla de Taro, en el oeste, explicaron que tras el terremoto el mar desapareció como si el agua fuera sorbida, para luego volver en una pared que se alzaba unos tres metros de altura que golpeó la costa con fuerza, según AAP.
Los residentes habían sido evacuados para entonces a zonas más altas y por ello parece que no se produjeron víctimas en esta isla.
Tras el terremoto se produjeron réplicas de una magnitud de 6.7 grados en la escala de Ricther.
Las autoridades de Honiara, la capital, enviaron un barco patrulla e iniciaron un reconocimiento aéreo de la región más afectada, según fuentes policiales.
Pero aún no se han contabilizado los daños causados por el tsunami y no se ha determinado si es necesario declarar el estado de emergencia en la zona.
La alarma afectó a otros países de la región y se declaró la alerta en varias localidades australianas del estado de Queensland, en el oeste del país.
La Oficina de Meteorología advirtió que la ola gigante podía llegar a la localidad de Cooktown, en el norte de la costa de Queensland, primero y afectar luego a las poblaciones de Cairns, Gladstone y Mackay, más al sur.
Varias localidades fueron evacuadas y las playas de Queensland y también del estado de Nueva Gales del Sur fueron cerradas al público, como medida preventiva.
Ocho horas después del terremoto, la Oficina australiana de Meteorología manifestó que ya no había peligro de tsunami, pero advirtió que en las próximas horas podían producirse corrientes inesperadas en las playas, puertos y en los ríos, por lo que recomendó cautela.