EL UNIVERSAL
MÉXICO, DF.- La obsesión por adelgazar de las adolescentes de 15 años en el Valle de México ha derivado que 87 por ciento de ellas realicen o hayan hecho al menos una dieta, de esta cifra 27 por ciento ha ingerido pastillas, 21 por ciento consumido diuréticos y 11 por ciento se ha provocado vómito, según un estudio de la Universidad Iberoamericana (UIA).
Al abundar sobre el estudio realizado para la Fundación para el Comer Compulsivo Bulimia y Anorexia, Edgar Tena Suck, investigador de la UIA, precisó que aunado a lo anterior, el ocho por ciento de las mil 035 adolescentes entrevistadas para el trabajo, dijo que ha usado laxantes.
El especialista alertó sobre el crecimiento de la obsesión por la delgadez que deriva en trastornos ocasionados, entre otras cosas, ?por el mar de imágenes publicitarias y exigencias sociales que únicamente se han dedicado a estropear la vida de muchas mujeres que se preocupan de forma incansable por mantener una figura esbelta, o bien por alcanzarla a través de métodos autodestructivos como purgantes y dietas?.
A eso se agrega que la industria de las dietas, tan sólo en Estados Unidos, deja ganancias de 30 billones de dólares anuales.
En entrevista, Tena explicó que la anorexia nerviosa, en la que voluntariamente se elige dejar de comer, se diagnostica con los siguientes criterios: rechazo a mantener el peso corporal igual o por encima del valor mínimo normal (considerando la edad y talla), miedo a ganar peso, alteración de la percepción del peso o la silueta corporal (verse a sí mismo gordo), pérdida del periodo menstrual.
Complementariamente, los dos tipos de anorexia existentes son la restrictiva, en la que se deja de comer y la atracón-purga, que recurre a diuréticos o ejercicio exagerado; ambas se diferencian de la bulimia porque quienes son anoréxicas están debajo de su peso corporal.
?La bulimia nerviosa es un comer compulsivo caracterizado por alimentarse en tiempos cortos con una cantidad de comida mayor a la del promedio de la gente y tener una falta de sensación de saciedad. ?En tanto, en la bulimia con purga recurre al vómito o laxantes y la bulimia sin purga al ejercicio exagerado?.
Los síntomas del comedor compulsivo son comer rápido incluso sin tener hambre, alimentarse en solitario (se siente avergonzado si lo ven comer) y tener malestar por recordar sus atracones. Son diversos factores los que pueden provocar anorexia o bulimia: determinantes, familiares, psicológicos, biogenéticos y otros.
Ante esto, Edgar Tena, resaltó que el tratamiento en su fase de prevención primaria recurre a dar motivación personal, información adecuada, apoyo nutricional y médico, psicoterapia individual y grupal, y terapia familiar.
?Evidentemente el ambiente familiar tiene un papel preponderante, por lo que se debe ayudar a superar temores y a perder el miedo a la ingesta, no reprobar el trastorno y asumir una actitud serena, no prestar atención a berrinches, evitar alianzas o benevolencias y mostrar actitudes amables y firmes?.
Otros métodos preventivos que los padres pueden tener con sus hijos, son no dar a la comida otra propiedad más que las nutritiva; es decir, no usarla como premio o castigo; dar amor incondicional; educarlos en una alimentación adecuada y en hacer ejercicio regularmente. Además de poner atención a sus hábitos alimentarios, sobre todo si deciden hacer dietas restrictivas, nunca hablar de su peso peyorativamente.
?Lo importante es aclarar que todas esas conductas que generan trastornos son egodistónicas, no son buenas. Deben tratarse colectivamente, en la familia, en la escuela, en la sociedad y culturalmente. Y recordar que los únicos hábitos para bajar de peso son una buena alimentación y ejercicio moderado?.
