MEXICO, DF.- La investigación ha sido clave en el progreso exitoso de la reproducción asistida, que permite a millones de parejas en el mundo ser padres en un escenario prometedor, en el cual se han reducido los riesgos de embarazos múltiples.
Un asunto que tiene gran importancia es la participación emocional de las pacientes en el proceso de gestación.
El Simposio de la Sociedad Europea de Reproducción Humana y Embriología, organizado por el laboratorio Organon, pasó revista a los avances registrados en la Fertilización in Vitro (FIV) y la Inyección Intracitoplasmática del Espermatozoide (ICSI), que han significado cambios en el horizonte de la procreación.
Los tres puntos más importantes: La definición de “éxito” en el tratamiento está comenzando a cambiar entre lo que preocupa al especialista, índice de embarazos por ciclo de tratamiento, y lo que preocupa a la pareja, el nacimiento de un ser sano. La duración de los tratamientos está siendo reducida con el mayor uso de hormonas antagonistas de la hormona liberadora de la gonadotropina, que pueden acortar la fase de tratamiento farmacológico de la Fertilización in Vitro a sólo dos semanas. Un tratamiento más suave, con menor dosis de medicamento, menor número de embriones transferidos, intervenciones menos costosas y mayor comodidad para la paciente
Según la doctora Adriana Ibarreche, gerente médico de fertilidad en Organon Mexicana, “los protocolos de tratamiento más novedosos pueden ayudar a reducir la carga general del tratamiento (la reducción del tiempo en el tratamiento minoriza los efectos secundarios y el intervalo entre los ciclos) sin afectar los índices de nacimientos de bebés vivos”.
Además, señala, la tendencia hacia la menor transferencia de los embriones reduce los índices de embarazos múltiples y los índices de abortos, partos prematuros y mayores índices de morbilidad y mortalidad perinatal asociados con los embarazos múltiples.
Estas estrategias nuevas en la FIV afrontan las preocupaciones de la paciente durante el tratamiento y toman en cuenta el estilo de vida y giros de los acontecimientos sociales y, de esa manera, las demandas de una población reproductiva que puede estar madurando.
Las técnicas que surgen como la congelación de huevos o una estrategia de tratamiento más suave pueden ayudar a sortear estas exigencias, pero ubicarán a la paciente y no sólo a la ciencia como el objeto de su centro de atención.
Un estudio realizado en Francia, Reino Unido y Estados Unidos revela qué tan negativo es el impacto de los tratamientos de reproducción asistida en las actividades diarias de las pacientes, específicamente la estimulación ovárica en la FIV o en el ICSI.
La fase previa a la recolección de óvulos puede durar de dos a seis semanas y requiere, al menos, una inyección de hormonas cada día, administrada comúnmente en casa. Las pacientes entrevistadas describieron estas inyecciones como un “gran problema”, que requiere coordinación con el trabajo, vida social, el marido y los niños; además del problema de almacenamiento y transporte, su mezcla y desecho de las agujas.